“Quiero asegurarles que esto no es una pirámide fraudulenta. Nuestro modelo es el trapezoide, que garantiza a cada inversionista 800% de utilidad en su primer…Oh no, la policía”
Los Simpson.
Una de las responsabilidades más curiosas que tiene el oficio de asesor financiero es la consulta profesional inesperada por parte de familiares, amigos y hasta desconocidos.
Al igual que ocurre con los doctores, a quienes en medio de una boda no les falta quien les quiera mostrar ese extraño bulto que recién le creció en la espalda, los especialistas financieros tenemos que escuchar cada tanto historias de terror sobre supuestas “inversiones” en las que invariablemente se terminó perdiendo todo, y en las que los afectados buscan con desesperación alguna forma de recuperar aunque sea una parte de sus ahorros.
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Uno de los culpables más repetidos en estas duras confesiones es Omega Pro, una empresa que comercializa supuestas “licencias” para operar un ‘novedosisimo’ algoritmo computacional, que nunca se equivoca y que es el terror de los traders de Wall Street, quienes todavía no se explican cómo es que puede generar un retorno de 200% en apenas 16 meses y encima de todo, sin correr ningún riesgo.
La empresa ya fue suspendida y sancionada por las autoridades financieras de Colombia, pero aún así Omega Pro mantiene, en cada uno de los muchos estados de México en los que opera, grupos de Whatsapp en los que participan en promedio más de 8,000 personas.
Una de las razones por las que este tipo de estafa siempre se termina reciclando es la idea, totalmente incorrecta, de que ‘solo los tontos pueden ser convencidos de caer en algo así’.
La realidad es que las nociones básicas de finanzas no se enseñan en ninguna escuela y es difícil que alguien con una formación distinta al área bursátil entienda cabalmente los riesgos y rendimientos de cada instrumento disponible.
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Al final, resulta imposible anticipar la forma en la que se presentará el próximo esquema de Ponzi, pero existen tres factores que pueden utilizarse para descartar de inmediato una inversión fraudulenta.
1.- Tasa de retorno
En el mundo real, con inversiones de verdad, es muy difícil obtener un rendimiento de más del 10% del capital invertido al año. Solo un puñado de los mejores inversionistas a nivel mundial han podido obtener ganancias superiores a este porcentaje de manera consistente; por lo que si alguien ofrece ganancias de 5% mensual, equivalentes a poco más de 60% anual, lo más probable es que esté mintiendo.
Como comparativa, si alguien pudiera obtener un retorno asegurado de 5% al mes, y consiguiera 100,000 dólares de inversión inicial; al cabo de 15 años de reinvertir los intereses obtendría una fortuna equivalente al PIB de España.
Bajo esta perspectiva, ¿cree que el hipotético inversionista estaría buscando por todos lados a alguien para que “le meta” el equivalente a unos pocos miles de dólares?
2.- Certificaciones
En México, es delito ofrecer servicios de inversión si no se cuenta al menos con la autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y la certificación de Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles.
Al igual que las cédulas profesionales, estas autorizaciones tienen un número, que se puede cotejar de forma pública a través de las páginas de internet de ambos organismos gubernamentales.
Si su “asesor” no cuenta con un número de certificación válido, o peor aún, ni siquiera sabe de qué le está hablando, es probable que se trate de un fraude.
3.- Asesor legítimo
Pocas veces le ofrecerá invertir en algún instrumento diferente a la deuda y las acciones. En muchos años de vida bursátil, jamás he conocido a nadie que logre ganancias consistentes con criptomonedas, ni operando el mercado de Forex y ni siquiera he visto a quien compre y venda de forma directa materias primas como el oro o el petróleo, por no hablar de la marihuana o los diamantes.
Al final, lo que caracteriza al buen asesor financiero no es tanto el rendimiento que ofrezca a sus inversionistas, sino la confianza que estos tengan en que su dinero está seguro, por lo que siempre será mejor consultar a un especialista acreditado, que no se presente a sí mismo como el descubridor del hilo negro de las inversiones, y lo más importante, que no venda ilusiones sin fundamento.
*Amin Vera es director de análisis económico en Black WallStreet Capital. Esta columna no representa necesariamente la opinión del EL CEO.