La inflación en el Reino Unido siguió subiendo hasta el 2.5% interanual en junio, su nivel más alto desde agosto de 2018, anunció este miércoles la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).
La subida de los precios se vio impulsada por los carburantes, los alimentos, la ropa y los restaurantes, dinamizados por la reapertura de la economía tras el confinamiento de principios de año, según un comunicado.
La inflación no deja de acelerar desde marzo debido al levantamiento gradual de las restricciones sanitarias y superó el 2% en mayo por primera vez desde 2019.
En junio, “la inflación subió por cuarto mes consecutivo hasta su nivel más alto en casi tres años”, señala Jonathan Athow, de la ONS.
Las empresas trataron de aprovechar la fuerte demanda de los consumidores tras el levantamiento de las restricciones por el COVID-19
señaló Samuel Tombs, economista de Pantheon Macroeconomics, para explicar la fuerte subida de precios.
También prevé que la inflación supere el 3% a finales de año, antes de ralentizarse bruscamente en 2022, gracias en parte a la normalización de la demanda tras el efecto de recuperación de 2021.
Este aumento de la inflación, que se observa en otros países del mundo como los de la Unión Europea y Estados Unidos, no es una sorpresa para los economistas y no representa actualmente una preocupación importante para el Banco de Inglaterra.
El gobernador de la institución, Andrew Bailey, consideró que es necesario supervisar esta subida pero sin “reaccionar en exceso”.
El Banco de Inglaterra estima que la inflación subirá hasta el 3% a finales de 2021 pese a que su política consiste en buscar el 2%.
Más alarmista, el execonomista jefe de la institución, Andy Haldane, estimó a finales de junio, durante su discurso de despedida, que la inflación británica podría acercarse al 4%.