La producción de combustóleo de Pemex rebasó a su producción de gasolina durante el primer trimestre de este año, lo que pone énfasis en uno de los retos más grandes para el Sistema Nacional de Refinación, que seguirá aumentando el volumen de este residuo si la administración federal no decide invertir en la reconfiguración de sus instalaciones.
“Esta realidad empezó a ser muy clara a partir de 2019. Con la pandemia se agudizó porque empezó a subir el factor de uso de las refinerías, que algunos días alcanzó el 50%. Lo grave es que estamos procesando más petróleo sin importar que el 30% de cada barril se convierta en combustóleo”, explicó Rosanety Barrios, analista del sector.
La experta destacó que la solución para Pemex sigue siendo enviarlo a la Comisión Federal de Electricidad y exportar lo mayor posible, porque sí hay mercados que lo están tomando. Sin embargo, señaló que el problema de la producción de combustóleo está en su valor.
“El problema inmediato es que nos cuesta muchísimo dinero. Resulta que nuestra empresa estatal destruye el 30% del valor de cada uno de nuestros barriles, porque un barril de combustóleo es más barato que uno de crudo. Es decir, el producto final vale menos que la materia prima, y eso es una pérdida que pagamos nosotros”, lamentó.
Barrios destacó además que la refinería mexicana que menos combustóleo produce tiene un volumen cercano al 10% de su total de procesamiento, que es casi 10 veces más que el porcentaje de algunos de sus competidores.
A pesar del creciente volumen de combustóleo, Pemex reportó que su margen variable de refinación pasó de -12.48 en el primer trimestre de 2020 a 6.04 en el primer trimestre de este año. Barrios advirtió que este margen, reportado por la empresa estatal, jamás ha tenido una relación directa con los resultados financieros de Pemex.
La capacidad de Pemex de disminuir su producción de combustóleo depende de la reconfiguración del Sistema Nacional de Refinación, que requiere de coquizadoras y plantas de desulfurización.
El gobierno no ha querido invertir en este proceso, y ha enfocado sus esfuerzos en la construcción de Dos Bocas. Otros países sí tienen las instalaciones necesarias, y algunos de ellos son los compradores de este residuo de Pemex.
“A falta de petróleo pesado canadiense, y debido al boicot a Venezuela, (compradores) toman lo que para nosotros es desecho porque tienen la capacidad de hacer diésel con eso. México presume las intenciones de compra, pero yo lo veo como una oportunidad perdida porque tus compradores le están agregando valor a tu desecho”, explicó una fuente que prefirió no ser identificada, quien además advirtió que un alza en las exportaciones canadienses podría erradicar este mercado de compradores.
La misma fuente dijo que las refinerías del centro y sur del país podrían ser competitivas si fueran reconfiguradas, pero instalaciones como Salina Cruz y Madero no presentan un costo-beneficio que supere lo que se obtiene mediante la importación de gasolina, por lo que deberían ser cerradas.
“A la administración no le preocupa (la producción de combustóleo). Ya será problema de quien llegue a evaluar después, porque ahora no hay información para saberlo. La respuesta es no respuesta porque no hay análisis de largo plazo que faciliten la toma de decisiones para resolverlo”, destacó David Rosales, analista del sector.
El experto señaló además que México sí tiene mercados donde puede colocar la producción actual de combustóleo, pero advirtió que cada año subsecuente será más difícil hacerlo, sobre todo porque las refinerías se deterioran y aumentan el porcentaje de crudo que se convierte en combustóleo.
“Hay que revertir esa tendencia que resulta preocupante”, dijo.