Por Armando Ajuria*
El capital humano como factor de éxito organizacional es uno de los principales activos con el que cuentan las empresas. Al final de cuentas, son los generadores de nuevas ideas, de nuevos nichos de mercado, de cambios en los modelos de negocio y desarrollos tecnológicos, entre muchos otros beneficios que el potencial humano puede brindar ante un mercado cada vez más globalizado, competido y feroz.
En la actualidad se pueden encontrar empresas cuya ventaja en cuanto a competitividad se encuentra precisamente en la gente y los equipos de trabajo, con una estrategia corporativa que les permite proponer, ejecutar y generar valor a medida que se desarrolla la misma.
Hoy por hoy, los profesionistas no se componen únicamente de una educación en instituciones publicas o privadas de renombre, sino de las experiencias que ganan a lo largo de sus carreras. Incluye factores decisivos como idiomas, experiencia en el extranjero, capacidad de análisis, rápido aprendizaje, dinamismo y apertura al cambio.
Poco a poco, las “modas” de las carreras nuevas se han ido perdiendo: ya no son “mercadólogos” los más buscados, ni “ingenieros” los mejores y más cotizados, sino hombres y mujeres con características individuales que los ayuden a desenvolverse mejor en cada uno de sus puestos.
Mientras más veloz sea el desarrollo de los mercados y la eliminación de barreras globales, más rápido deberá ser el tiempo de reacción o anticipación ante las necesidades de consumidores, clientes, subordinados, jefes y cualquier otro elemento en la cadena productiva que intervenga en la generación de valor.
Es importante saber qué se requiere en un candidato porque, para que se realicen las cosas, no es cuestión de poder o rango, es cuestión de pasión, imaginación, persistencia y de un conjunto de habilidades y competencias, además de experiencia o expertise para poder lograr su objetivo y que esto lleve al éxito tanto del equipo como de la organización.
Para ello, es importante considerar dentro de la estrategia de la organización, y como punto fundamental, la atracción del talento adecuado. Aunque esto no es tarea fácil, existen servicios de mapeo de talento con el objetivo de poder identificar al mejor talento del mercado logrando así reducir hasta un 80% los tiempos de reclutamiento.
Otro beneficio de mapear al talento y apoyarnos con una firma de headhunting para llevarlo a cabo es que se obtiene información relevante de la industria, que están haciendo los competidores, cuáles son sus esquemas de compensación, si el talento que tiene la competencia en cada una de las funciones estratégicas es mejor al que tengo yo actualmente, entre otros beneficios que se pueden llegar a tener.
Al final de cuentas, la información es poder y que mejor tener los datos de primera mano que a través de este tipo de servicios especializados.
*Armando Ajuria es Managing Partner de Joseph Gamache