Por: Marisol Morelos e Itzel Castañares 

La tecnología podría ser la nueva aliada contra el COVID-19, o al menos es lo que pretende el gobierno de la CDMX, el cual a través del escaneo de un código QR a la entrada de lugares cerrados busca frenar la cadena de contagios.

El 18 de noviembre el gobierno de la Ciudad de México, mediante la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) puso en marcha la disposición para los locales de contar con un código QR a la entrada de los mismos, un mecanismo que tiene como finalidad rastrear posibles casos positivos de COVID-19.

Durante los primeros seis días de su implementación, la ADIP detectó más de 150 casos positivos, además de dar seguimiento vía telefónica a 10,420 personas.

Sin embargo, cerca del 92% de las personas que en México cuentan con un teléfono móvil tienen un smartphone, hay un porcentaje de la población que no solo no tiene un dispositivo apto, sino que tampoco tiene las habilidades para entender cómo funciona la herramienta ni cómo se manejan sus datos.

En México aún hay alrededor de 10 millones de líneas móviles activas, cuyos usuarios poseen equipos que entran en la categoría de Feature Phones, que no son más que teléfonos móviles básicos sin capacidad de conectarse a internet ni descargar aplicaciones móviles.

La medida ha generado inquietud en los usuarios en dos sentidos: Por un lado, respecto a si los datos están protegidos o no y, por otro, si no se genera una especie de discriminación en aquellos que no cuentan con un smartphone.

Al respecto, la ADIP señaló que la medida minimiza el número de datos que solicita a las personas para dar seguimiento epidemiológico, al tiempo que precisó que si una persona no cuenta con un smartphone, puede mandar el folio del código QR por mensaje SMS gratuito al 51515.

A la fecha, más de 70,000 establecimientos han obtenido su código QR; se han realizado cerca de 270,000 check-in; se han detectado 30 números telefónicos con sospecha de COVID-19 tras hacer check-in en algún local.

Además, se dará seguimiento de las medidas sanitarias a más de 1,100 números telefónicos.

¿Qué pasa con la protección de datos?

Pese a que el uso del código QR fue presentado con el fin de monitorear los casos de COVID-19 en CDMX, genera preocupación que sea obligatorio debido a la privacidad de datos. 

Lo que están argumentando es que solo piden número telefónico y no están pidiendo nombre, pero eso no es una salvaguardia para poder decir que no están trabajando con datos personales. Son datos personales, porque los números telefónicos siempre te van a llevar a un nombre. Es un argumento tramposo para faltar a las reglas que pone la legislación en  materia de protección de datos personales

 comentó Diego García, coordinador de la Especialidad en Transparencia, Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción de la IBERO

 

En cuanto al hecho de que un usuario facilita su número telefónico como dato de registro del código QR, el especialista precisó que al ser éste un elemento que da identidad a los individuos, es necesario cuidar que no ese dato no tenga otros alcances para otros fines, sobre todo de un mal uso.

De acuerdo con el profesor García, es preocupante que el registro del código QR se exija para entrar a un establecimiento donde se resuelven necesidades básicas de la población, como puede ser el acceso a alimentos. 

“Empezamos a ver en Twitter quejas sobre personas de la tercera edad que no tienen ese tipo de tecnología y que no tienen acceso a ese tipo de celulares y le niegan la entrada a los establecimientos porque no cuentan con el código QR. Eso me parece muy preocupante; de ahí que la OMS haya dicho desde mayo que no se podía establecer esto de manera obligatoria”, dijo el catedrático. 

El 28 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una guía para orientar a los gobiernos, instituciones de salud pública, actores no estatales y compañías sobre el uso ético y apropiado de las tecnologías digitales de seguimiento para abordar el COVID-19. 

Los Estados miembros están obligados a desarrollar sistemas de vigilancia de salud pública que capturen datos críticos para su respuesta COVID-19, a la vez que garanticen que dichos sistemas sean transparentes, respondan a las preocupaciones de las comunidades y no impongan cargas innecesarias, por ejemplo, infracciones a la privacidad

  dijo la OMS en la guía publicada

Además, García Ricci comentó que solo no hay un aviso de privacidad que es de Locatel, el cual es  ambiguo y no explica cuáles son las finalidades ni el plazo de conservación de datos que son dos principios fundamentales en materia de protección de datos personales.

“La iniciativa no es que sea mala, pero deben respetar ciertas reglas establecidas en la ley en materia de protección de datos personales”, dijo García Ricci.

Efectividad del código QR, en duda

El supuesto de que la medida para controlar los contagios de COVID-19 será efectiva y que además todos los eslabones que la integran están completamente satisfechos es un error, comentó al respecto Radamés Camargo, gerente de investigación de The Competitive Intelligence Unit (CIU).

Esto, debido a la complejidad que existe en el país tanto a nivel tecnológico como a la falta de medidas sanitarias más robustas, un escenario que no se ha dado en México a diferencia de otros países en el mundo, por lo que podría pensarse que la efectividad no va a ser tan elevada.

Veo acotadas las posibilidades de efectividad. Por el contrario, veo algunos casos de quejas sobre el proceso, que algunos consideran poco transparente ante la complejidad de los elementos que integran la medida, agregó Camargo.

Hacer una herramienta muy compleja la hace inútil. En este caso no veo mucha utilidad porque se tiene que hacer mucha referencia cruzada y no sé si la autoridad tenga la capacidad para hacer esos cruces

Radamés Camargo, gerente de investigación de The CIU

En ese sentido, agregó que la herramienta no va a garantizar si las personas están en riesgo o no de contagio debido a esta referencia cruzada, aunque hay una intención de fondo de analizar a detalle los elementos a ponderar.