Los inversionistas extranjeros decidieron deshacerse por tercer mes consecutivo de valores gubernamentales de México, como Cetes o bonos a largo plazo.
En mayo salieron 34,845 millones de pesos del mercado de deuda gubernamental de Mexico, que se sumaron a la salida de marzo y abril, por un total de 322,630 millones de pesos, de acuerdo con datos de Banco de México.
Los flujos negativos de México contrastan con la entrada de unos 3,500 millones de dólares dirigidos a deuda de países emergentes en su conjunto, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional de Finanzas, impulsada por las expectativas de la reactivación económica tras semanas de confinamiento.
“En las últimas semanas se ha visto una estabilización en los flujos hacia emergentes, pero en México continúan disminuyendo, lo que sugiere que hay un elemento idiosincrático”, dijo a Reuters Andrés Jaime, estratega de divisas y deuda de países emergentes para Morgan Stanley.
Para algunos, el cambio de percepción sobre el riesgo del país podría retrasar la recuperación de los flujos de capital o incluso mantenerlos negativos en los próximos meses.
Las expectativas de una profunda recesión y de un fuerte deterioro en las finanzas públicas llegan bajo un contexto en el que el gobierno se niega a contratar nueva deuda.
“Lo que importa de la deuda es la capacidad de pago, si no creces, pues cualquier nivel de deuda es oneroso y creo que estamos en un problema de dinámica de deuda”, dijo Sergio Luna, director de estudios económicos de Citibanamex.
“Si el denominador se nos cae tanto, pues al final de cuentas podemos terminar con una relación deuda/PIB más elevada”, agregó.
Según cálculos de BBVA, ese ratio podría elevarse en 2020 hasta en 15 puntos porcentuales, para pasar de 44.7% de 2019 hasta 59.2% en el peor escenario, una cifra por arriba de la estimación de la Secretaría de Hacienda de 52.1%.
“Anticipamos un panorama muy complicado para las finanzas públicas a partir de este año”, señala el informe de BBVA firmado por Arnulfo Rodríguez y Carlos Serrano.
“La prevista fuerte contracción anual en la actividad económica será un factor muy determinante en dicho incremento (del ratio deuda/PIB) tanto por su impacto directo como por sus efectos indirectos a través de la recaudación tributaria”.
Aunque economistas de Banorte anticipan que México no perderá el grado de inversión, ni este año, ni en 2021.
“El año clave será el 2022, cuando veamos cómo queda el mundo post COVID, las vulnerabilidades de las diferentes economías, qué tanto ayudaron los paquetes de estímulo fiscal y qué tan endeudados quedaron los países”, dijo Gabriel Casillas, director general adjunto de estudios económicos en el podcast ‘Norte Económico’.
Con información de Reuters.