La pandemia de COVID-9 cosecha la más grande caída global en inversiones energéticas de la historia, y se espera que los gastos bajen en cada sector durante este año, de energías fósiles a renovables y eficiencia, dijo la Agencia Internacional de Energía (IEA) en un nuevo reporte lanzado este miércoles.
La baja no tiene precedentes, por su escala y rapidez, pero sí serias implicaciones potenciales para la seguridad energética y la transición a fuentes limpias.
A principio del año, se estimaba que la inversión en energía creciere alrededor de 2%, el crecimiento más grande en seis años. Tras la pandemia, se espera que la inversión global caiga 20%, o casi 400,000 millones de dólares, dijo la IEA en su Reporte de Inversiones Mundiales en Energía 2020.
“El histórico desplome en las inversiones globales de energía es muy preocupante por varias razones”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA. “Significa pérdidas de empleos y oportunidades económicas hoy, así como pérdida de oferta energética que podríamos necesita mañana, cuando la economía se recupere. La disminución de inversiones en energías limpias también socava la transición a sistemas más sustentables y resilientes”.
La evaluación de tendencias del Reporte de Inversiones Mundiales en Energía 2020 se basa en los últimos datos disponibles de inversiones, anuncios de gobiernos y compañías hasta mediados de mayo, seguimiento del progreso de proyectos individuales, entrevistas con líderes e inversionistas de la industria, y el análisis de la IEA.
Las proyecciones para el resto del año se hacen con base en modelos para calcular la duración del aislamiento y la eventual recuperación.La combinación de una baja demanda, menores precios y el alza de pagos pendientes significa que las ganancias del sector podrían caer más de un billón de dólares en 2020, según el reporte.
El petróleo representa la mayor parte de esta caída, pues los consumidores han gastado más en electricidad que en petróleo por primera vez en la historia.
La IEA advirtió que, en el largo plazo, los altos niveles de deuda post-crisis presentará riesgos duraderos para la inversión. Esto podría ser particularmente dañino para los países en desarrollo, donde las opciones de financiamiento son más limitadas.
Se espera que las inversiones globales de petróleo y gas caigan alrededor de 33% en 2020. El sector más golpeado será el shale, donde la inversión podría caer hasta 50%, como consecuencia de la falta de confianza y el poco acceso a inversiones que había venido presentando.
El reporte advierte que muchas empresas nacionales de petróleo se encuentran cortas de fondos, lo que podría reducir los niveles de producción en 2025 hasta en 9 millones de barriles diarios, lo que podría complicar la oferta de petróleo a una economía ya recuperada.