J. Crew se declaró en bancarrota, incapaz de revertir los efectos derivados a la pandemia del coronavirus y arrastrando una deuda por 1,650 millones de dólares.
La marca de ropa que vistió en diversas ocasiones la exprimera dama estadounidense, Michelle Obama, llegó a un acuerdo con la mayoría de sus prestamistas para convertir su deuda en capital, informó la marca en un comunicado este lunes.
Los prestamistas liderados por Anchorage Capital Group, GSO Capital Partners y Davidson Kempner Capital Management proporcionaron 400 millones de dólares para mantener las operaciones durante la reestructuración de la compañía apegada al capítulo 11 de bancarrota establecido en las leyes estadounidenses.
La declaración de quiebra permite a la empresa permanecer con su negocio, mientras reduce sus préstamos. En un contexto sin coronavirus, las tiendas estarían abiertas, pero ante la emergencia sanitaria mundial, las puertas de sus unidades permanecer cerradas al no ser un negocio considerado esencial.
Su camino a la bancarrota
J. Crew fue comprada en 2011 por los fondos de capital de riesgo TPG Capital y Leonard Green & Partners por cerca de 3,000 millones de dólares.
En 2014 se cayeron las negociaciones para venderla a la japonesa Fast Retailing, dueña de Uniqlo. Tres años después, la firma fundada en 1983 logró evadir la bancarrota mediante un acuerdo con los acreedores que redujo su deuda y aplazó las fechas de vencimiento de sus obligaciones.
Como otros negocios minoristas, en los últimos años enfrentó los retos que supone el cambio de tendencia de los consumidores hacia el fast fashion y las compras por internet.
Diversos inversionistas esperan que las cadenas de tiendas departamentales Neiman Marcus y JC Penny también se apeguen al capitulo 11 próximamente, pues son otras empresas que han sufrido el golpe del COVID-19 en sus negocios en un contexto en el que las ventas en línea desplazaron las ventas físicas.