Nota del editor: Este texto fue actualizado hacia las 23:30 horas, tras la publicación del acuerdo de la OPEP+.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) llegaron a un acuerdo la madrugada del viernes para recortar la producción en 10 millones de barriles de crudo, es decir, el 23%, por un periodo de dos meses a partir de mayo, con excepción de México, luego de que el país abandonara la mesa de negociaciones tras nueve horas de discusión.

El acuerdo pretende distribuir los recortes a la producción mundial de crudo entre los distintos productores para balancear los precios. La organización anunció que hay condiciones.

“Lo anterior fue acordado por todos los países productores de petróleo OPEP y no OPEP que participan en la Declaración de Cooperación, con la excepción de México, y como resultado, el acuerdo está condicionado al consentimiento de México”, publicó la organización en un comunicado.

Por la tarde, Amena Bakr, corresponsal de Energy Intelligence desde Dubai, reportó que Rocío Nahle, secretaria de Energía, solicitó más de una vez tiempo para consultar con el presidente Andrés Manuel López Obrador la posibilidad de recortar hasta 400,000 barriles diarios de producción de petróleo.

Según reportes iniciales de la prensa extranjera, el abandono de Nahle como representante de México en la reunión obedeció a un desacuerdo que sumaba alrededor de 150,000 barriles diarios: México había accedido al recorte, pero solicitó a la OPEP que se tomara como base de producción 1.9 millones de barriles, en vez de los 1.75 que pretendía la organización.

La petición habría sido rechazada porque México no ha alcanzado esta producción en los últimos años.

“Los que seguimos este sector no lo podemos creer. Uno siempre espera un acuerdo bueno o malo, una decisión. Retirarte de la mesa no”, dijo a EL CEO Rosanety Barrios, analista energética.

La secretaria de Energía, dos horas después, publicó a través de su cuenta de Twitter que la oferta mexicana fue una reducción de 100,000 barriles, para pasar de los 1.781 millones de barriles diarios reportados en marzo a 1.681 millones de barriles diarios.

Esto representa una reducción 75% menor a la que la OPEP había solicitado. El punto más alto de producción planeado para este año es de 1.951 millones de barriles, cifra con la que tampoco se alcazarían los 400,000 barriles de recorte solicitados inicialmente.

“Se le ha dado tanta importancia a la meta volumétrica de producción que políticamente no quisieron sacrificarla. Esta es una gran oportunidad perdida para producir menos y llegar a niveles rentables con este esquema de precios y al mismo tiempo achacar la reducción a una coordinación mundial, lo que te da cobertura política, pero no la aprovecharon”, comentó Adrián Calcaneo, director de Midstream y Líquidos para IHS Markit.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, desde el inicio de su sexenio, ha hecho de la producción de petróleo uno de los principales pilares de su administración en el plano económico, por lo que un recorte mermaría los planes que prometió desde la campaña presidencial.

Pese a que el resto de los miembros de la OPEP+ aprobaron este recorte de 10 millones de barriles, la decisión de México complicó la consolidación del acuerdo, que tendrá que esperar la posibilidad de un cambio de postura del gobierno de López Obrador durante la reunión virtual del G20 programada para este viernes a las 7:00 horas tiempo de México, entre los ministros de Energía.

Barrios explicó que la decisión de la OPEP de inundar el mercado llevó a la reunión sorpresiva de este jueves, y que el acuerdo de recortar la producción en 10 millones de barriles era una oportunidad “de oro” para corregir la tendencia del crudo.

Un primer comunicado del grupo, previo a la retirada de Nahle, indicaba que el recorte bajará a ocho millones de barriles de petróleo hasta diciembre y luego a seis millones de bpd entre enero de 2021 y abril de 2022.

El texto no hizo mención a las condiciones para que países externos al grupo reduzcan el bombeo, y sostuvo que la próxima reunión virtual será el 10 de junio.

Rusia ha insistido en que sólo reducirá la producción de crudo si Estados Unidos se une al acuerdo, cuya posición podría darse a conocer el próximo viernes, durante la mencionada reunión del Grupo de los 20.

Otros productores como Canadá y Brasil expresaron su apoyo al pacto, aunque estas naciones ya están recortando la producción.

A pesar de los esfuerzos, analistas dijeron que el grupo de productores podría terminar recortando la producción de crudo menos de lo que esperaba el mercado, y agregó que la erosión de la demanda por la pandemia es un problema demasiado grande como para abordarla tan fácilmente.

López Obrador, ¿indeciso?

Apenas hace una semana, en una videoconferencia con Larry Fink, el CEO de BlackRock, la mayor gestora de fondos en el mundo, el presidente López Obrador compartió su postura sobre el desacuerdo entre Rusia y Arabia Saudita, e incluso llamaba a la unidad en estos tiempos de crisis de salud y materia económica.

“Se tiene que actuar con responsabilidad. Hablaba yo del desacuerdo de Rusia con Arabia. Cómo en el momento en que más comienza a afectar el virus a la economía, viene este desacuerdo del que aún no se llega”, reveló el mandatario en su conferencia de prensa matutina del lunes.

Aquí puedes ver los detalles de la llamada con Larry Fink 

La decisión mexicana fue inesperada, dice Rosanety Barrios, porque la administración había decidido mantenerse dentro del grupo de OPEP+ y participar en las reuniones. Además, Rocío Nahle había externado su intención de buscar un acuerdo con el grupo antes de las declaraciones del presidente el domingo, durante su informe con motivo de los 100 días de su segundo año de gobierno.

Estamos corriendo riesgos de que haya algún tipo de sanción o algún tipo de arancel (al crudo mexicano). Entonces México no podría empatar los precios de otros productores, y esto reduce sus oportunidades de comercio y daña una economía que ya apunta a una situación complicada

advirtió Barrios.

Este castigo al petróleo mexicano podría obligar a la economía nacional a consumir su propio petróleo y refinarlo de la mejor forma posible, con un sistema nacional que no está en condiciones de absorber ese nivel de producción. Además, Barrios explicó que se deja un antecedente negativo a nivel internacional sobre la forma en que México participa en una solución conjunta en el contexto de una crisis.

Calcaneo consideró que los 400,000 barriles que México se negó a reducir son una cantidad contenida, por lo que podría ser distribuida entre el resto de los productores. Además, agregó que si el acuerdo final aún permitiera la entrada mexicana, se podría disminuir el impacto negativo de la salida de las negociaciones.

Otra ‘raya’ más al tigre

La salida de México resultó sorpresiva, además, por las condiciones que la rodearon.

“La primer lección de la OPEP es que hay una tradición de hacer arreglos que la gente deja de respetar. Siguiendo esta jugada pudieron haber aceptado los recortes y hacer trampa para no hacerlos, así es como siempre terminan los acuerdos de la OPEP. Si hubieran entendido cómo funcionaba pudieron no haberse peleado (y aceptar) o incluso pudieron no haber ido a la reunión”, destacó Calcaneo.

Después del episodio este jueves, la perspectiva resultará aún más negativa para Pemex, pues las empresas que en condiciones normales pudieran estar interesadas en tener negocios en México podrían cambiar de opinión.

“Esta es otra raya más al tigre. Tendrías que tener condiciones extremadamente atractivas para venir a México, por la situación económica, pero ahora ven lo que pasó en Zama, lo que pasó con Constellation Brands y este cambio de reglas y toma de decisiones fuera del sentido económico, lo que genera miedo”, sentencia el especialista de IHS Market.

 

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La imagen de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, sentada en una sala de reuniones mientras participaba en una videoconferencia con la OPEP+ para reducir conjuntamente la producción mundial de petróleo, se hizo viral la tarde del jueves. La funcionaria, del ala radical del gabinete, mantuvo en espera a los líderes por 5 horas y solicitó más de una vez tiempo para consultar al presidente López Obrador la posibilidad de recortar hasta 400,000 barriles diarios de producción. El resto de los países aprobó un recorte de 10 millones de barriles, el 23%, por un periodo de dos meses a partir de mayo. La reunión se prolongó por 10 horas y la decisión final ya ocurrió, sin México. Lee la historia completa en el link en bio

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