El mundo enfrenta una crisis sin precedente con el COVID-19, que ya ha cobrado la vida de 21,192 personas, mientras que pone contra las cuerdas a la economía mundial, incluida la de México, que en algún momento tendrá que dejar de lado la disciplina fiscal para paliar los efectos de la pandemia.
Los integrantes de la Unión Europea hicieron esta semana a un lado las metas fiscales para destinar recursos que ayuden a mitigar la crisis del COVID-19, aunque no es el caso de México que tiene poco margen fiscal para abrir la cartera sin miramientos.
Por lo pronto, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado una serie de medidas que entre otras incluyen 25,000 millones de pesos para otorgar un millón de créditos a pequeños negocios, así como el adelanto de cuatro meses del pago de pensiones a adultos mayores y personas con discapacidad.
Hacienda también dará 5,000 millones de pesos adicionales a la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional que implementarán los Planes DN-III y el Plan Marina, además adelantará 10,000 millones de pesos a los estados.
Es un buen comienzo, se tiene que empezar por algo, todavía el gobierno tiene incertidumbre de cuál va a ser el impacto económico y es probable que vayan reaccionando conforme tengan más información de cómo los distintos sectores se vean afectados, como restaurantes, aerolíneas, hoteles y cómo impacte en el empleo, creo que irán tomando decisiones al respecto
dijo Marco Oviedo jefe de análisis para América Latina de Barclays.
En este sentido, indicó que al igual que todo el mundo, México tendrá que aplicar una política fiscal expansiva, de lo contrario, solo se intensificará el choque externo del coronavirus.
“Todo el mundo está sufriendo este choque, todo mundo está aplicando políticas fiscales expansivas y México no debería ser la excepción y si hay un downgrade (recorte en la calificación crediticia) no va a ser por esto”, comentó Oviedo.
Para el consenso de los economistas es un hecho de que México enfrentará una recesión, aunque la magnitud aún no es precisa, y los pronósticos van desde una caída de la actividad económica de 2% hasta 6% anual en 2020.
A pesar de su reticencia, el gobierno tendrá que hacer mucho más para evitar que esto provoque un fuerte aumento del desempleo y problemas en el sector bancario. Esto puede ser a expensas del apoyo a Pemex
dijo William Jackson, economista en jefe de mercados emergentes en Capital Economics.
Para Jackson su mejor suposición es que, en última instancia, el gobierno apoyará a los hogares y las empresas para evitar un fuerte aumento del desempleo y las tensiones en el sector bancario. Pero esto, junto con las demandas de más atención médica, conllevará un gran costo fiscal.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) dijo ayer que para contener los efectos adversos que tendrá el COVID-19 emitió criterios contables especiales que aplicarán los bancos para los créditos de consumo, vivienda y comerciales para clientes que vean afectación en su fuente de pago.
El apoyo consistirá en el diferimiento parcial o total de pagos de capital y/o intereses hasta por cuatro meses, con posibilidad de extenderlo a dos meses.
Por otro lado, tanto Oviedo como Jackson coinciden en que el principal riesgo para el gobierno no son las medidas fiscales expansivas, sino la caída en los precios del petróleo, lo cual afecta a Pemex y los ingresos petroleros de México.
La calificación puede ser bajada por el choque petrolero, creemos que el petróleo va a permanecer bajo por más tiempo, esto tiene implicaciones para Pemex, tendrá que producir menos y tendrá que hacerlo en aquellos pozos que sea rentable y el gobierno automáticamente recibiría menos impuestos y genera presiones fiscales hacia adelante
dijo Oviedo.
El presidente López Obrador también ha dicho que el gobierno cuenta con 400,000 millones de pesos disponibles para paliar la crisis
“Tenemos el presupuesto sin déficit y 400,000 millones adicionales, esto nos permite mantener todos los programas del bienestar, todos; nos permite tener recursos para enfrentar la caída de los precios del petróleo, al mismo tiempo que tomamos la decisión de bajar el precio de las gasolinas”, dijo el presidente López Obrador en su conferencia del martes.
El ultimo reporte de finanzas publicas muestra que, la diferencia entre la deuda bruta y neta del gobierno federal es de 455,313 millones de pesos, que es a lo que puede referirse el presidente,
Aunque habría que quitarle 120,000 millones de pesos los cuales requiere la Tesorería de la Federación para operar normalmente.