La amenaza del COVID-19 ha llegado para la industria del café, que teme posibles interrupciones en la cadena de suministro debido al cierre de fronteras y la orden de quedarse en casa para evitar los contagios.

El café ha esquivado la caída de los mercados y los productos básicos, debido a que los operadores están alentando a los consumidores a asegurar los suministros. El martes, el contrato cotizaba en 125.60 dólares.

En el último mes, los precios de los futuros del café han crecido 17%, según datos de Bloomberg, a pesar de que cadenas multinacionales como Starbucks han parado las operaciones en sus tiendas de Estados Unidos y Canadá. La compañía implementó desde el lunes un modelo de entrega rápida que durará dos semanas. 

Las interrupciones laborales, particularmente en regiones de Centroamérica y Colombia, donde se requiere de una mayor mano de obra, están impulsando los precios. 

En los últimos años, los migrantes venezolanos se han convertido en una parte importante de la fuerza laboral colombiana, pero la frontera entre ambos países se mantiene cerrada.

En esa zona, la cosecha está programada a comenzar en abril, no obstante, aún no hay un plan establecido con las autoridades para determinar cómo se llevará a cabo la recolección, dijo el líder de una asociación cafetalera a Bloomberg.

El presidente de Colombia, Iván Duque, estableció mediante un decreto que los trabajadores de las cadenas de suministros agrícolas tienen libertad para moverse en el país a pesar del brote, sin embargo, algunos alcaldes están frenando su actividad, a medida que aumentan los contagios en el país sudamericano.

Honduras, que declaró un toque de queda hasta el 29 de marzo, ha visto un retraso en la producción de los granos de café, ya que los caficultores se encuentran impedidos de poder recoger su cosecha.

Asimismo, Brasil, el principal exportador mundial de granos de arábigo, no comenzará la cosecha 2020-2021 hasta mayo.