La turbulencia que ha generado el COVID-19 en los mercados financieros también ha traído la disminución en los precios de la gasolina, lo cual puede beneficiar a los consumidores mexicanos en momentos en los que se espera una afectación en la actividad económica.
En lo que va de marzo, el precio del petróleo referencial, el WTI ha caído 46.36% y en la jornada del martes cerró en 24.01 dólares por barril, lo que ha provocado una disminución en los precios de gasolina, de la cual México es prácticamente un importador.
El último precio spot disponible de la gasolina referencia de la Costa del Golfo, es del 16 de marzo, cuando cerró en 0.66 dólares por galón, esto es, alrededor de 3.20 pesos el litro (al considerar un tipo de cambio de 22.1518 pesos), luego de haber cerrado febrero en 1.31 dólares el galón, de acuerdo con cifras de la Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés).
Los precios del combustible han sido golpeados por una menor demanda esperada ante la desaceleración económica que generará el coronavirus, así como por la guerra de precios en la que se han enfrascado Rusia y Arabia Saudita, dos de los mayores productores de crudo.
En algunas estaciones de servicios de la delegación Benito Juarez, el litro de gasolina Magna se vendía en 16.29 pesos por litro el martes, cuando hace unos días rosaba los 21 pesos, según datos de la Comisión Reguladora de Energía.
En este escenario, en la primera quincena de marzo la inflación subió 0.11% frente a los 15 días anteriores, a una tasa anual de 3.71%. Las cifras de INEGI también mostraron que los precios de la gasolina de bajo octanaje cayeron 0.25%.
Por lo que los especialistas esperan que en el corto plazo categorías como los precios de la gasolinas y otros energéticos sean beneficiados por menores precios.
Para el consumidor un menor precio de las gasolinas libera ingreso disponible que tendría que ocupar en dicho bien para otros usos, dado un menor precio, los consumidores se verían beneficiados en ese sentido porque el precio en términos reales es menor
comentó Juan Carlos Alderete, director de análisis económico de Banorte.
Y a pesar de la depreciación que ha sufrido el peso ante el dólar, lo cual encarece las importaciones, la baja en el precio del petróleo puede compensar esto. En marzo el peso ha perdido 20.48%.
Los cambios de combustible no obedecen a una decisión administrativa, dependen principalmente por las variables del mercado mundial con base al costo del petróleo. En Mexico alrededor de 75% de la demanda de gasolina y diésel proviene de la importación
comentó Ramses Pech, consultor de Caraiva y Asociados.
De esta manera, el precio final también depende del costo de refinación del lugar de donde se importe, el cual a su vez depende del precio del crudo que se llevó a la refinería, así como la logística para que llegue a puertos, vía terrestre por pipas o ferrocarril, además de los impuestos correspondientes.
La caída en los precios de los precios internacionales de los combustibles también le ha permitido a Hacienda no otorgar un estímulo a los precios de la gasolina vía IEPS, con lo que, además, podría ver una mayor recaudación por este impuesto.
Aun cuando nos afecta la disminución en precios del petróleo, al ser importador nos resulta más barata la gasolina que importamos y se puede equilibrar. Cuando los precios son relativamente altos tenemos que dar un estimulo al IEPS; cuando bajan, desaparece y se recauda más del IEPS. Lo que tenemos esperado recaudar (para 2020) son cerca de 313,000 millones de pesos
dijo Arturo Herrera en conferencia de prensa el 10 de marzo.
No obstante, la contracción económica también puede reflejarse en el mercado de combustibles en los próximos meses, esto ante una reducción de los viajes tanto de transporte público como privado. De acuerdo con Pech, si hay una caída en la movilidad de 40% en los próximos cinco meses el mercado de gasolinas tendrá una contracción de 144,000 millones de pesos.
Para evitar que el contagio del COVID-19 se aceleré, la Secretaría de Salud (SSA) emitió las medidas preventivas a nivel nacional para mitigar y controlar la propagación del virus.
En un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el martes por la tarde, la dependencia ordenó el cierre de negocios no esenciales como centros comerciales, museos, gimnasios, cines, teatros, bares, centros nocturnos, discotecas, salones de fiesta, deportivos y zoológicos.
Hospitales, clínicas, farmacias, laboratorios, bancos, medios de información, hoteles, restaurantes, gasolineras, mercados, supermercados, servicios de transportes y distribución de gas, son los únicos establecimientos que pueden mantenerse en servicio.
La SSA también incluyó una una restricción de movilidad para mayores de 65 años y menores de 5 años, mujeres embarazadas y en lactancia, a quienes les prohíbe asistir a centros de trabajo, espacios públicos y otros lugares concurridos.
También recomendó suspender temporalmente las actividades de los sectores público, social y privado que involucren la concentración física, tránsito o desplazamiento de personas a partir de la entrada en vigor del Acuerdo y hasta el 19 de abril de 2020.