En la floreciente escena de las startups en México, lo último que quieren algunos emprendedores es publicidad.
A diferencia de firmas de Silicon Valley, que buscan hacerse de relaciones públicas, los fundadores de estas firmas emergentes nacionales suelen rechazar entrevistas con los medios, evitan anuncios públicos y ocultan detalles de su éxito.
“Te pones en una posición en la que quizá seas sujeto a un rescate”, dijo el empresario Ulises Vázquez, haciendo alusión a la violencia y secuestros que han sido alimentados por los cárteles de drogas y que han aterrorizado a la sociedad.
Mejor quieres mantener un perfil bajo y así poder continuar con tu libertad,
agregó.
Vázquez decidió ser discreto en dos momentos importantes en su carrera como emprendedor: cuando vendió una participación de su agencia de publicidad Ergos en 2010, y cuando la empresa compradora Matomy salió a Bolsa en 2014.
Aunque es comprensible, la adopción de una postura de bajo perfil está frenando a la industria tecnológica mexicana, pues cada vez se ha vuelto más difícil atraer talento e inversión, especialmente del extranjero, según expertos.
El año pasado, el sector tecnológico en México atrajo 175 millones de dólares en capital de riesgo, según la Asociación para la Inversión de Capital Privado de América Latina.
No obstante, el monto fue eclipsado por los 1,300 millones de dólares de Brasil, en el centro neurálgico de la región, y los 334 millones de dólares de Colombia, cuya economía es un cuarto del tamaño de la mexicana.
Reuters habló con 24 inversionistas y fundadores de startups, quienes reconocieron que las preocupaciones sobre la seguridad estaban muy diseminadas en la comunidad y que incluso han empujado a algunos empresarios hacia el extranjero.
Como un ejemplo de esa preocupación, la mayoría de los consultados hablaron de manera anónima.
Ante la ausencia de publicidad, los empresarios luchan por reclutar a los mejores, por atraer dinero a las compañías y por inspirar a la nueva generación, indicó Daniel Green, socio de la firma legal de Silicon Valley Gunderson Dettmer y que asesora startups en varios países de América Latina.
“Ciertamente esta situación frena el crecimiento”, aseveró.
Vivir bajo riesgo
El escenario no deja dudas, la violencia es rampante en otras partes de América Latina, desde Colombia, afectado por los cárteles, hasta Brasil, con una extensa lista de delitos.
Pero el problema es especialmente grave en México ante una escalada de violencia que comenzó hace poco más de una década, cuando el gobierno envió fuerzas armadas a las calles para tomar medidas enérgicas contra los cárteles, que comenzaron a transformarse y participaron de otras actividades como la extorsión.
Bismarck Lepe, CEO de la compañía de software Wizeline, cree que sus pares están siendo demasiado cautos, a pesar de los horrores que México ha sufrido por la violencia.
Comunicar más sobre su éxito ayuda a la comunidad, ayuda a la compañía y ayuda a los inversionistas,
dijo Lepe, quien divide su tiempo entre Silicon Valley y México.
Domingo Guerra, fundador de la startup de ciberseguridad Appthority en California, dijo que normalmente no le preocupa la seguridad cuando regresa a México, pero que se sintió incómodo después de anunciar una ronda de levantamiento de capital.
“La gente me preguntaba cómo iba a gastar el dinero, qué iba a ser lo primero que compraría”, señaló Guerra, quien ahora es director senior la firma de seguridad cibernética Symantec, después de la adquisición de su compañía en 2018.
Además, una empresa que buscaba comprar una startup le asignó a uno los fundadores un exmilitar experto en maniobras antisecuestro y, derivado del ritmo de vida optó por mudarse a Estados Unidos.
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Otro que fundó su empresa en el área de San Francisco dijo que sus colegas estadounidenses estaban frustrados con el rumbo silencioso que adoptó la firma debido a los temores por sus familiares en México.
Hay un impuesto no oficial para operar y vivir en México y ese impuesto es vivir bajo riesgo,
dijo.
Soluciones alternativas para llegar al público
Algunos simplemente desaparecieron de la escena pública.
Adolfo Babatz, CEO de Clip, alguna vez fue pieza fundamental para la prensa de negocios en el país.
Luego de tener un 2018 con entrevistas para medios, Babatz cambió la estrategia para este año tras obtener una inversión de Softbank por 20 millones de dólares, y la cual no hizo pública.
SoftBank, que planea invertir 5,000 millones de dólares en América Latina, declinó hacer comentarios.
Gabriel León, quien recientemente lanzó la compañía de tecnología financiera Oyster Financial en México, planea difundir los fondos de la compañía en una base de datos en línea y no en medios.
“Nunca hablamos de dinero. Hablamos sobre el producto que estamos construyendo, la oportunidad en el mercado, nuestros competidores. Así es como se llama la atención de los inversionistas”, dijo.
Algunos en la escena empresarial de México dicen que el clima político ha hecho que sea un momento incómodo para promocionar acuerdos multimillonarios, pues ahora, añaden, la cultura desaprueba más la fanfarronería.
La Secretaría de Economía de México no respondió solicitudes de Reuters para discutir las preocupaciones sobre seguridad de los emprendedores.
Sergio Romo, director de la startup mexicana de patinetas eléctricas Grin, siguió una trayectoria similar a la de Babatz tras una ronda de financiación de 45.7 millones de dólares el año pasado.
A inicios de 2019, el ejecutivo conocido por trasladarse en la ciudad en los scooters de su empresa salió de una reunión con reguladores en Ciudad de México en una camioneta con vidrios polarizados, según alguien que participó en el encuentro.
Romo dijo a Reuters que eso era inusual y que todavía usa scooters, pero reconoció que era aconsejable mantener un perfil bajo.
“Las personas fuera del mundo de las startups tienden a pensar que los fundadores que recaudan mucho dinero se enriquecen ellos mismos, pero a veces ese no es el caso”, dijo.
Solo somos fundadores que intentamos que sucedan las cosas,
agregó.
Antes, Romo era muy activo en Twitter, pero ahora ya no escribe y sus publicaciones previas fueron eliminadas.