Mientras Estados Unidos y China intercambian golpes mediante tarifas arancelarias, el otro gigante asiático ha comenzado su propia guerra comercial: a partir del 28 de agosto, Japón retirará a Corea del Sur de su “lista blanca”, lo cual podría tener un impacto a nivel mundial en las cadenas de valores y en la industria de la electrónica.

La historia del desacuerdo comenzó a finales del año pasado, cuando el gobierno coreano de Moon Jae-in impuso medidas compensatorias a algunas empresas japonesas que operan en su territorio, como consecuencia de la labor forzada en la que incurrieron durante la segunda guerra mundial.

El gobierno japonés asegura que estas compensaciones ya fueron pagadas y que un tratado de 1965 resolvió el asunto por completo.

Además, han solicitado la intervención de arbitraje internacional. El gobierno de Moon ha rechazado esta intervención y ha solicitado continuar con las pláticas diplomáticas, lo que ha llevado a una declaración japonesa de “fin de la confianza”.

El 1 de agosto, Japón hizo público que eliminaría a Corea de la “lista blanca”, y rechazó que se tratara de una represalia, argumentando que era una política estándar. La salida de Corea de la lista obligaría a las empresas coreanas a ser aprobadas por procesos de control para seguir permitiendo el intercambio comercial.

Hiroshige Seko, Ministro de Comercio de Japón, ha explicado que no prevén mayores impactos al comercio con Corea, pero el Financial Times reporta que grandes empresas coreanas de tecnología, incluyendo a Samsung, han sido incapaces de obtener la aprobación necesaria.

Además, el mes pasado Japón impuso restricciones a la exportación de químicos vitales para la industria de microprocesadores de Corea, bajo la justificación de tener un control más estricto de sustancias que podrían tener fines armamentísticos.

Corea tiene pocos elementos para negociar y se enfrenta a una enardecida opinión pública que le pide no ceder ante las represalias: esta semana, se viralizó el video de un ciudadano coreano que destrozó su Lexus (empresa propiedad de Toyota) por la “vergüenza de conducir un auto japonés”. En Japón, la población a favor de las restricciones ha alcanzado un 71%.

Tal vez la única ficha de cambio que tiene el gobierno de Moon es el Acuerdo de Seguridad General de Información Militar, un documento firmado en 2016 mediante el cual ambos países comparten inteligencia militar. El acuerdo puede ser nulificado por cualquiera de las partes antes del 24 de este mes.

La creciente amenaza de Corea del Norte y la presencia china han llevado a que la comunidad internacional critique al gobierno estadounidense por su incapacidad para interceder en el conflicto entre dos de sus socios más importantes en la zona.

Mark Esper, Secretario de Defensa estadounidense, visitará a sus homólogos de ambos países esta semana. De acuerdo con Reuters, ha indicado que instará a ambos países a mantener el acuerdo militar porque “es vital para nosotros”.

El primer indicio de mejora en este conflicto se dio este 8 de agosto: según Nikkei, Japón ha aprobado el primer envío de químicos para microprocesadores desde que se establecieron las restricciones, lo que refuerza la versión japonesa de que no se trata de una prohibición absoluta.

Sin embargo, los cambios en el proceso burocrático podrían tener un impacto en la industria tecnológica, pues Japón posee una mayoría importante de varios químicos fundamentales para las empresas coreanas.