Steve Eisman, personaje del mundo de los negocios en Nueva York que sirvió de inspiración para la película “The Big Short” advirtió sobre una nueva amenaza latente para el sector financiero.
De acuerdo con el inversionista, los bonos de menor grado de inversión, mejor conocidos como BBB, aumentaron desde la crisis financiera de 2008, por lo que resulta alarmante que los instrumentos corporativos se coloquen apenas por encima de una calificación basura.
La emisión de estos bonos ha aumentado de 750,000 millones de dólares a finales de 2007 a 2,700 billones actualmente ya que las empresas que cuentan con mucha deuda se han mantenido vivas gracias a la baja de tasas de interés en una economía que ha mejorado de acuerdo con el diario estadounidense, Financial Times.
Debido a que las empresas que cuentan con altos niveles de deuda han sobrevivido por los bajos niveles de las tasas de interés y una economía en constante mejora, el valor de la emisión de estos bonos se incrementó de 750,000 millones de dólares a 2,700 billones desde finales de 2007, de acuerdo con el diario estadounidense Financial Times.
Eisman comentó que el verdadero problema no reside en la cantidad de empresas que sobreviven bajo este esquema, sino en que los bancos redujeron 80% de sus inventarios de intercambio de bonos BBB a 20,000 millones de dólares para cumplir con las normas más estrictas de capital y liquidez.
La recesión no está cerca
El experto en inversiones mencionó que si bien no se prevé una próxima recesión económica, se podrían generar grandes pérdidas en el mercado de los fondos tenedores debido a que la única forma posible de vender este tipo de bonos sería con descuentos extremos.
“No puede haber una recesión cuando la calidad crediticia del consumidor es la mejor que he visto en toda mi carrera”, expresó Eisman.
Los bonos corporativos con calificación triple B se han tambaleado por un tiempo y sus retornos fueron del 109% desde principios de 2009, mejores que el aumento de 40% del mercado estadounidense en bonos en el mismo periodo.
El gestor financiero explicó que las compañías con grandes deudas serían las más afectadas en el momento de una contracción.
Sin embargo, el desencanto sucedió en 2018, cuando los bonos perdieron más de 3% con lo que marcaron su peor año desde la crisis financiera según el índice ICE BofAM.
El medio Financial Times reportó que los inversionistas podrían responder a la expansión del mercado mediante las rebajas de las agencias de calificación crediticia como lo hicieron las gigantes General Electrics y Altria.
El volumen neto de deuda corporativa relegada de una calificación de una sola A a una BBB alcanzó los 115,000 millones en 2018, desde los 1000 millones en 2017 según Bank of America.