La Secretaría de Hacienda y Crédito Público asignó recursos en 2019 a un proyecto de fracking, una técnica controvertida para obtener petróleo y gas, a pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no se usaría más en México.

“No usaremos métodos de extracción de materias primas que afecten la naturaleza y agoten las vertientes de agua como el fracking”, dijo el mandatario en su compromiso número 75 en un discurso tras tomar posesión como presidente de México.

Pero de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, la Secretaría, a cargo de Carlos Urzúa, le asignó 3,350 millones de pesos al denominado Proyecto Aceite y Gas en Lutitas.

Este monto es casi el doble de lo que le asignó para 2018, que fue de 1,705 millones de pesos.

El objetivo de este proyecto, para el que se requiere el uso del fracking, es evaluar los plays no convencionales de aceite y gas en lutitas en las provincias de Sabinas Burro Picachos, Burgos, Tampico-Misantla, Veracruz y Chihuahua, una extensión geográfica que va de Coahuila, Tamaulipas hasta Veracruz, detalla el documento.

Sin embargo, este no es un proyecto nuevo, sino heredado, aclaró un analista.

Pemex ya tiene aprobada la perforación de ciertos pozos por parte de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Secretaría de Hacienda tiene que poner dinero de los proyectos que ya fueron aprobados en su momento

Ramsés Pech, analista de la industria energética.

En marzo de este año, el gobierno que todavía estaba a cargo de Enrique Peña Nieto, dijo que este año se daría la primera licitación para hidrocarburos que requieren el uso de fracking para su extracción.

Pero a raíz del cambio de gobierno, el proceso quedó detenido y la licitación 3.3, que incluía campos terrestres no convencionales, quedó cancelada como consecuencia de la revisión global que hace el nuevo gobierno de la reforma energética.

El gobierno ha puesto en revisión los contratos asignados por la reforma y emprendió un nuevo proyecto que tiene como foco el aumento en la producción por métodos convencionales y refinación.

Pese a esto, Pemex mantiene 29 bloques de hidrocarburos no convencionales otorgados mediante asignaciones en la Ronda Cero, correspondientes a 20 bloques de extracción y exploración en el área de Chicontepec (Veracruz y Puebla), y nueve más para exploración en Coahuila, Veracruz, Puebla y Tamaulipas, detallaron miembros de Alianza Mexicana contra el Fracking en un comunicado el 12 de diciembre.

Una de las ‘joyas’ de la reforma de Peña Nieto

El fracking es una técnica para extraer petróleo y gas natural de yacimientos llamados ‘no convencionales’, mediante la fractura hidráulica de piedras del subsuelo, explica Gonzalo Monroy, experto en el tema y director de la consultoría GMEC.

En 2013, cuando fue aprobada la reforma energética, el gobierno argumentó que el fracking podría ayudar a enfrentar la caída de la producción de petróleo, una problemática que todavía aqueja a Pemex. Sin embargo, el fracking arrastra críticas sobre sus efectos ambientales.

“Es un potencial muy grande que, bien desarrollado, puede complementar la producción de Pemex y contribuir a mejorar la crítica situación de la industria de los hidrocarburos”, consideró Arturo Carranza, experto en sector energético del Instituto Nacional de Administración Pública.

Datos de la Agencia Internacional de Energía dicen que México ocupa el sexto lugar en el mundo en recursos prospectivos de shale gas y el séptimo en reservas de petróleo no convencional. Y según el documento de Hacienda, el recurso prospectivo estimado de este proyecto es de 60,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (mmmbpce).

La Alianza Mexicana contra el Fracking argumenta que este método es altamente contaminante de reservas de agua potable y genera emisión de gases.