Cada que se da a conocer una nueva estafa, sea la flor de la abundancia o el escándalo de Bernie Madoff, el primer impulso de la mayoría es pensar que eso no les pasará nunca, pero cualquiera puede caer bajo el hechizo de los estafadores, especialmente los empresarios.

“Un tipo de personalidad que es muy buena para los estafadores es alguien emprendedor, abierto a tomar riesgos y a iniciar nuevos negocios”, explica la doctora en Psicología Maria Konnikova en entrevista para The New Yorker.

“Entre más inteligente crees que eres, te sientes menos susceptible a ser una víctima de fraude y más capaz de navegar por las aguas turbias. Te vuelves demasiado confiado y tomas malas decisiones”.

La misma resiliencia que permite a alguien hacer frente a todos los problemas que implica manejar un negocio puede ser la causa de que, en vez de cortar por lo sano una vez que se está envuelto en un esquema cuestionable, se mantenga en el mismo camino, incluso hasta perderlo todo, detalla la también autora del libro “The confidence game”.

La mayoría de los estafadores se aprovechan de que, ante una experiencia que va en contra de sus creencias, las personas se aferran a estas últimas, sin importar la realidad que está frente a ellos. ¿Crees que nadie puede burlarse de ti? Es posible que tu mente decida ignorar cuando esto realmente te ocurra.

Recomendaciones

Para evitar ser víctima de una estafa, Konnikova recomienda conocer cómo trabajan los estafadores:

-Detectan una debilidad en su posible víctima, ya sea ganas de atención, hambre de éxito o la necesidad de sentirse superior. Para ello, le dedican un nivel de atención poco común y que puede levantar algunas alarmas, aunque no las suficientes como para que la víctima se aleje de él.

-Son carismáticos, te ofrecen justo lo que necesitas en el momento correcto y parecen demasiado buenos para ser verdad -porque lo son-, pero de esa manera logran ganarse la confianza de la víctima.

-Comienzan pidiendo insignificantes favores. Estudios psicológicos demuestran que, una vez que alguien acepta ayudar en algo pequeño, es más fácil que luego acceda a favores mayores.

-Ofrecen una ilusión de éxito para sacar provecho de la tendencia innata de las personas a ser optimista sobre el futuro. No por nada la mayoría de los defraudadores en las películas usan trajes caros y relojes de lujo, mientras viajan en autos exclusivos: quieren que sus víctimas piensen que ellos podrían tener lo mismo.

-Se aprovechan de la importancia de la reputación para que sus actos permanezcan escondidos, pues las víctimas por lo general no están dispuestas a hablar de cómo las estafaron, a veces incluso ni con las autoridades.

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