Entre duras críticas de parte de la comunidad internacional por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed Bin Salmán festejó la apertura del foro Future Investment Initiative (FII) organizado en Riad.
Relajado, el príncipe se sentó junto al rey Abdulán II de Jordania en primera fila del auditorio, y luego se tomó numerosos selfies con participantes.
Bin Salmán abandonó el foro, que durará hasta el jueves, sin realizar declaraciones ni tomar la palabra ante la audiencia que, entre aplausos y reclamos, pedían un posicionamiento del príncipe, quien solo calificó la asistencia al evento como “genial, más gente más dinero”.
El intento de boicot de líderes y empresarios no impidió que Arabia Saudita firmara 25 acuerdos vinculados a las industrias de petróleo y gas e infraestructura con empresas como Trafigura, Total, Hyundai, Norinco, Schlumberger, Halliburton y Baker Hughes. La estatal Saudi Aramco informó que firmó 15 memorandos de entendimiento por unos 34,000 millones de dólares.
Varios políticos occidentales y jefes de negocios globales no asistieron al principal evento de inversión de Arabia Saudita por el escándalo internacional alrededor del caso Khashoggi.
La lista de los participantes en la conferencia, apodada los “Davos del desierto”, se fue reduciendo a medida que se revelaban nuevos detalles sobre el asesinato del periodista.
El secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin renunció a participar y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, así como una veintena de dirigentes de compañías internacionales como HSBC, Siemens o Uber, también decidieron no acudir.
El objetivo de la FII es presentar Arabia Saudita como un destino comercial lucrativo que intenta diversificar su economía y abrirse a las nuevas tecnologías, el turismo y la industria del entretenimiento.