Andrés Manuel López Obrador prometió que como parte del rescate a la industria petrolera, el país dejará de exportar crudo en el mediano plazo, algo que puede jugar en su contra si no tiene éxito en sus planes de acelerar la producción.

“Ya no se va a vender en el mediano plazo petróleo crudo al extranjero, queremos procesar toda nuestra materia prima (…) Vamos a extraer solo lo que se necesita para nuestro consumo interno”, dijo el presidente electo el fin de semana pasado.

En los últimos 14 años, la producción de crudo de Pemex ha ido en picada. De producir un máximo de 3.38 millones de barriles por día (mbd) en el 2004, el año pasado sólo se extrajeron 1.95 mbd, una caída de 42.31%. En los primeros ocho meses del 2018 la producción fue 1.87 mbd, según datos oficiales.

Por esta razón, una de las acciones prioritarias de López Obrador es acelerar la producción petrolera y reducir la importación de gasolinas, esto último mediante la construcción de una nueva refinería y la mordenización de las seis que ya existen.

“Si decimos que no vamos a exportar y si la razón es esta gran refinería tendría sentido, el problema es que, si el Sistema Nacional de Refinación sigue con las mismas prácticas, perdiendo dinero, lo que hoy ganamos por exportar petróleo se va a evaporar, no va a entrar a las arcas del gobierno”, comentó Gonzalo Monroy, director general de la consultoría GMEC.

Al cierre del 2017, 60% de la producción de Pemex se exportó, con lo que la empresa productiva del Estado obtuvo 20,023 millones de dólares, equivalentes a 378,643 millones de pesos.

Las seis refinerías de México suman una capacidad para procesar de 1.54 mbd, no obstante, su tecnología ya es obsoleta para procesar el crudo pesado y ultrapesado que es el que se produce ahora en mayor cantidad. De acuerdo con Monroy, hasta ahora los esfuerzos para la modernización han fracasado.

En este contexto, el gobierno de López Obrador planea invertir 160,000 mdp para reactivar la producción, lo que comprende la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. “Vamos a construir contra viento y marea la refinería, ¡la refinería va!”, dijo AMLO, quien espera que estos planes deriven en una producción de 2.6 mbd.

Antes de hablar de una nueva refinería es clave el decidir qué tipo de crudo se refinará, tomando como base el futuro de la mezcla mexicana. Mucho de ello depende de las decisiones de portafolio que se tomen, el éxito exploratorio y las áreas de mayor enfoque

Pablo Medina, VP de Welligence Energy Analytics.

Agregó que en el caso de producir crudo que no se pueda refinar en el país “y se decidiera no exportarlo, entonces se dejarían de recibir ingresos petroleros”

En este contexto, la agencia Reuters reveló que en la primera reunión que AMLO sostuvo con petroleras privadas las desafió a que se probaran a sí mismas para acelerar la producción de petróleo luego de sus hallazgos y reiteró que respetará más de 100 contratos existentes adjudicados durante la reforma energética siempre que no se encuentren indicios de corrupción.

En Tabasco, AMLO reconoció que la extracción de petróleo es fundamental, ya que sin esta no podrá haber refinería.

De acuerdo con Gonzalo Monroy, si la producción y el problema de la refinación no logran resolverse, México tendrá que importar más gasolina e incluso llegar a importar petróleo ligero, el cual tiene un precio más alto.

La dependencia de las finanzas públicas de México a los ingresos petroleros ha disminuido con fuerza en los últimos seis años. Al cierre del 2012 representaban 39.15% del total de los ingresos, no obstante, en los primeros ocho meses del año aún representan 19.06% o 650,343 mdp, según cifras de Hacienda.

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