El cofundador y exCEO de Uber, Travis Kalanick, solía decirle a los inversionistas que le gustaba mantener a su compañía entre el orden y el caos.

Para cuando se fue, era un caos. La compañía fue golpeada por una serie de escándalos, incluidas las revelaciones de que había utilizado tácticas ilícitas para perjudicar a los competidores y esquivar a reguladores.

Casi dos años después, bajo un nuevo liderazgo y lista para debutar este viernes en Wall Street en la mayor oferta pública de acciones de Estados Unidos desde 2014, Uber está bajo todos los reflectores.

Pero Kalanick no pudo estar en el centro de la acción y fue el gran ausente en el balcón de la bolsa de Nueva York durante la ceremonia del toque de campana de la apertura de la jornada.

De acuerdo con fuentes citadas por el sitio Axios, el director ejecutivo Dara Khosrowshahi decidió no invitar a Kalanick, luego que éste dio a conocer su interés en participar.

En cambio, le ofrecieron estar en el piso de la plaza junto a otros directores de la compañía, lo que finalmente hizo, en compañía de su padre, en su primera aparición pública en meses.

Kalanick cofundó Uber y lideró la mayor parte de su crecimiento antes de ser expulsado a mediados de 2017. Fue demandado por fraude y se vio envuelto en acusaciones de acoso sexual y discriminación.

Con la desaceleración en el crecimiento, la compañía continúa luchando con funcionarios locales de todo el mundo que buscan limitar los autos Uber en sus calles.

En Estados Unidos, Uber ha utilizado los tribunales para tratar de bloquear lo que ve como restricciones irracionales en su negocio.

Además ha presionado con éxito a legislaturas estatales para que promulguen leyes que anulen las regulaciones locales de transporte, para frustración de los funcionarios de algunas ciudades donde opera.