Fue hace casi una década cuando la división de vehículos autónomos de Google, ahora Waymo, prometió un mundo en el que las personas serían conducidas por vehículos robot autónomos.

Se mostraron representaciones por computadora de ciudades futuristas llenas de robotaxis autónomos y vehículos de concepto de lujo donde los pasajeros podían descansar en asientos completamente reclinables mientras miraban televisores de alta resolución.

Resultó que estaban equivocados.

El complejo industrial de conducción autónoma ha sufrido grandes golpes, tecnológicos y de seguridad durante la última década. Tanto es así que recientemente incluso John Krafcik, exdirector ejecutivo de Waymo y uno de los creyentes más acérrimos en los autos autónomos, ha comenzado a ceder.

Entonces, ¿qué salió mal?

La respuesta simple es que la comunidad sobreestimó el potencial incluso de la tecnología más avanzada y subestimó las capacidades incluso del conductor humano menos capacitado.

Conducir, a pesar de lo que muchos piensan, es un esfuerzo complejo y dinámico de multitarea. Mantener la velocidad y la posición de un vehículo sin importar los cambios en el clima, el tráfico, las condiciones de la carretera y las diversas capacidades mentales, perceptivas y motoras del conductor humano no es fácil.

Cuando a esto se añade la creciente dificultad de tener que usar sistemas “inteligentes” ininteligibles, no es de extrañar que muchos automovilistas simplemente estén renunciando al uso de sistemas de asistencia por completo.

Sin olvidar los múltiples intentos de los fabricantes de automóviles de engañar al público en general utilizando nombres como “piloto automático” para la tecnología de menor capacidad.

Con todo, si bien algunos pueden tomar la falla repentina de los vehículos autónomos como imprevisible, la realidad es que parte de la comunidad científica se sorprende de que incluso haya tardado tanto en manifestarse.

Durante años, los científicos que investigan los factores humanos de la conducción autónoma han advertido sobre las enormes fallas en el esfuerzo de conducción autónoma en curso.

Los informes de accidentes de vehículos que, al menos en principio, eran totalmente capaces de sortear los escenarios de conducción en carretera “más simples”, señalaron las limitaciones de diseño de estos sistemas como causas probables de los accidentes. 

Debido a la falsa sensación de seguridad de conducir sistemas de “piloto automático”, algunos automovilistas pueden haber sentido que podían excusarse de monitorear el comportamiento del vehículo, conduciendo así a colisiones evitables.

La reacción se manifestó en la disminución en la opinión pública y en la aceptación de los vehículos autónomos. Estos accidentes tampoco ayudaron a promover la causa del vehículo autónomo.

¿Qué sigue? 

A pesar de los crecientes desafíos laborales, la conducción comercial donde los camiones individuales se vuelvan más avanzados tecnológicamente o conducen como pelotones es donde la conducción autónoma podría estar avanzando más, al menos a corto plazo.

En cuanto a los vehículos autónomos, la próxima vez que un ejecutivo de vehículos autónomos diga que hay que estar listo, más vale no aguantar la respiración esperando.