La oficina de derechos de autor de Estados Unidos se encuentra realizando trabajos preliminares para comenzar una nueva batalla en el largo conflicto entre la industria del entretenimiento y las plataformas tecnológicas, lo que podría redefinir lo que significa ‘ser dueño’ de una película o canción en la era digital.
A pesar de que la industria de la televisión, el cine y la música han visto crecimientos continuos en los últimos años, sus representantes se quejan de que la piratería en línea sigue siendo un problema importante y han hecho esfuerzos para solicitar a las compañías de tecnología que hagan más por limitar su propagación.
Apenas la semana pasada, la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos y la Asociación de la Industria Discográfica de América aplaudieron un reporte de la oficina de derechos de autor que calificó de insuficientes los esfuerzos de las compañías de tecnología por eliminar materiales ilegales en sus plataformas.
Pero esa postura no es generalizada. Joshua Lamel, director de la coalición Re:Create (un grupo de defensa de copyright), criticó el reporte y señaló que “sólo incluye cambios sugeridos por las grandes compañías”.
Las asociaciones de la industria del entretenimiento solicitaron específicamente que se monitoreara mejor a los infractores y que se eliminara la actual práctica de enviar varias advertencias a quienes incumplen la ley, pues consideran que esto impide el combate eficaz a la propagación de material reproducido sin permiso.
La oficina de derechos de autor de Estados Unidos no tiene facultades para emitir sus propias propuestas de ley, pero sí para asesorar al comité de propiedad intelectual del Senado, que ya se encuentra recaudando información sobre la legislatura actual con miras a una audiencia sobre esta el próximo 2 de junio, según un reporte de Axios.
“En un par de cartas, Senadores pidieron a la Oficina de Derechos de Autor y a la Oficina de Patentes de EU comenzar un nuevo estudio sobre qué tanto los dueños de propiedad intelectual están sufriendo infracciones a manos del gobierno.”
In a pair of letters Senators asked the U.S. Copyright Office and the U.S. Patent and Trademark Office to begin a new study on the extent to which intellectual property owners are suffering infringement at the hands of state government https://t.co/ta4Qgg1iCr
— The Hollywood Reporter (@THR) April 29, 2020
La Asociación de Internet argumentó que la actual legislatura “reconoce que los dueños de los derechos son los mejores jueces de contenido potencialmente infractorio y sienta una base que muchas compañías miembro de la asociación se esfuerzan por cumplir para impedir el acceso a contenido ilegal y garantizar la compensación a los creadores”, dijo el presidente interino Jon Berroya en un comunicado.
Varios activistas estadounidenses han mostrado su descontento ante este nuevo esfuerzo, pues consideran que las acciones que buscan limitar la piratería normalmente tienden hacia la censura de un medio que debería mantenerse abierto.
La última gran batalla en el campo de los derechos de autor se dio en 2011, cuando el congreso estadounidense presentó la iniciativa de ley “Stop Online Piracy Act” (SOPA), la cual proponía hasta cinco años de prisión para quienes transmitieran contenido que no fuera de su propiedad.
La iniciativa provocó la manifestación de más de 7,000 sitios web a nivel mundial, quienes argumentaban que estos cambios podrían comenzar una “guerra de armas” de censura que destruiría el elemento democrático que caracterizaba al internet.
La Unión Europea incluso aprobó una ley mediante la cual reconoció “la necesidad de proteger la integridad del internet global y la libertad de comunicación mediante la prohibición de medidas unilaterales que revoquen direcciones IP o nombres de dominios”.
La derrota de SOPA contuvo momentáneamente las aspiraciones de los creadores de contenido y dueños de derechos, aunque esto podría cambiar tras la discusión del parlamento estadounidense.
Debido a que muchos servidores y compañías de tecnología se encuentran dentro de la jurisdicción americana, el resultado de esta discusión podría tener ramificaciones a nivel mundial.