La suspensión temporal o permanente de las cuentas de redes sociales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como la acción de eliminar la descarga de aplicaciones de otras plataformas afines a la dispersión de mensajes que le beneficien generó un debate sobre la censura y la libertad de expresión, sin embargo el actuar de Twitter, Facebook, Apple, Google y Amazon, las compañías de tecnología más poderosas del mundo, responde más a la presión por mantener su credibilidad e intereses económicos.

Especialistas coinciden en que el principal debate y reflexión no debe recaer en la censura, sino en observar el papel de jueces que toman las plataformas. Estas acciones dejaron ver la preocupación de líderes europeos, como la canciller alemana Angela Merkel y el ministro francés Bruno Le Maire, ya que la regulación “no puede ni debe ser realizada por la propia oligarquía digital”.

El viernes 8 de enero, dos días después de la irrupción al Capitalio, Twitter suspendió de manera permanente la cuenta del mandatario al considerar que incitaba a la violencia. Los días posteriores se sumaron el resto de las compañías, incluidas la plataforma de videos cortos TikTok y hasta la fintech Stripe, que procesaba los pagos para el sitio web de la campaña de Trump.

Me parece impresionante cómo algo tan complejo se le esté dejando el arbitraje a un solo ente. No olvidemos que Twitter y Facebook son empresas privadas que tienen sus propias reglas. Estamos haciendo nuestro juego y toda esta interacción en una casa privada y esta casa tiene sus propias reglas y algunas de ellas las vemos, pero otras no

 Irene Soria, académica, investigadora, activista del movimiento de Software y Cultura libre

Soria comentó que esto tiene graves implicaciones debido a que las plataformas no están obligadas a dar explicaciones de porqué no ofrecen o dan servicio, por ejemplo, a Trump.

“Se limitan a decir que no cumplió los términos y condiciones. No necesariamente leyes gubernamentales o un acuerdo social”, dijo.

Twitter, dirigida por Jack Dorsey dijo que tomó la decisión “debido al riesgo de más incitación a la violencia”.

Alex Argüelles, tecnóloga integrante de Ciberseguras, comentó que las acciones que han tomado Twitter y Facebook no responden a los intereses de la mayoría, sino a su modelo de negocio. 

Al final del día son empresas y van operar con ese modo de pensar hacia qué es lo que más le conviene a su modelo de negocio y no a la democracia, usuarias o incluso a la gente fuera de Estados Unidos

 Alex Argüelles

Tras el cierre permanente de la cuenta, tanto Argüelles como Soria, consideran que se deja de tener la posibilidad de una memoria colectiva y la posibilidad de hacer un registro de lo que Trump compartió. Además de dejar de existir la posibilidad de tener una fuente primaria de acceso a esa información.

“El problema es que no solo es quitarle el micrófono a este sujeto, sino que nos están quitando la posibilidad de darle seguimiento a estos discursos a quienes hemos hecho estudios de redes, a periodistas y quienes hacen análisis a través de lo que sucede en redes socio digitales”, comentó Soria.

Plataformas simulan compromiso 

Ambas especialistas coinciden en que las medidas de Twitter y Facebook se tomaron por la presión de los medios en Estados Unidos, así como a favor de su modelo de negocio y credibilidad. 

Esto debido a que ante otras denuncias, como las de violencia digital contra mujeres, no se ha tenido la misma respuesta o en algunos casos ni la hay.

De acuerdo con Argüelles esto es muy grave, porque pareciera que toman estas medidas a nivel control de daños o reputacionales como las empresas que son.

Es bien interesante regresar la discusión a cómo finalmente esa falsa idea de que estas plataformas van a permitir que se ejerza la libertad de expresión de forma plena es casi un argumento de marketing. Finalmente no es real

 Alex Argüelles

De acuerdo con Soria, Facebook o Twitter no están actuando desde la ética o postura moral de evitar el discurso de odio, sino para recuperar su credibilidad.

“Me parece más bien que responde a intereses económicos que incluyen a su propia credibilidad”, dijo Soria.

Ejemplifica que, en el caso de Facebook, le interesa limpiar una imagen que se ha deteriorado, al menos en Estados Unidos, a partir del caso Cambridge Analytica. 

Facebook admitió que Cambridge Analytica utilizó una aplicación para recolectar informaciones privadas de 87 millones de usuarios sin su consentimiento, datos que después utilizó para mandarles publicidad política especialmente adaptada y elaborar detallados informes para ayudar a Trump a lograr la victoria frente a la candidata demócrata, Hillary Clinton.