Al menos 350 trabajadores de Amazon, empleados en 40 instalaciones distintas en Estados Unidos, faltaron al trabajo este martes para atraer atención a las condiciones en las que laboran en las bodegas de la empresa, las cuáles consideraron poco seguras debido a la pandemia de COVID-19, de acuerdo con una coalición que fungió como vocera de las protestas.

La manifestación ocurrió después de que la empresa estadounidense enfrentara distintas demandas por parte de trabajadores y sindicatos para cerrar sus bodegas en distintas partes del mundo. De acuerdo con The New York Times, al menos 50 bodegas de Amazon han tenido casos del virus confirmados entre sus empleados.

La compañía propiedad de Jeff Bezos informó la semana pasada que añadiría 175,000 personas a su fuerza de trabajo para atender la creciente demanda de sus servicios a nivel mundial, a raíz del aislamiento provocado por la pandemia.

Jeff Bezos, además, se alza como el millonario que más ha crecido su fortuna en lo que va del año: hasta la semana pasada, el empresario estadounidense había ganado 7,790 millones de dólares, para alzar su fortuna hasta los 123,000 millones.

“No voy a ir a trabajar hoy porque Amazon está poniendo nuestras vidas en riesgo”, dijo Philip Anthony Ruiz, un trabajador de la empresa, a través de un video publicado en Twitter.

Hasta el momento, las acciones tomadas por la compañía incluyen un aumento en la recurrencia de los procesos de limpieza, distancia social obligatoria, uso obligatorio de máscaras y toma de temperatura diaria a los empleados.

En otras latitudes, la compañía también ha sufrido la presión sindical para garantizar la seguridad de sus trabajadores en Francia, donde el gobierno los ha obligado a cerrar sus seis centros de distribución, ante un fallo judicial que los obligaba a limitar sus entregas a productos esenciales.

Amazon argumentó que la vaga definición de “productos esenciales”, la complejidad logística de delimitar los pedidos de su sitio, y la posibilidad de incurrir en una multa de un millón de euros era un riesgo demasiado alto para seguir operando. Inicialmente, la compañía acordó cerrar sus centros durante cinco días, pero al parecer el cierre que inició el 15 de este mes se extenderá al menos hasta el día 22.

Los cierres y las protestas a las que se ha enfrentado la firma son una mancha más a su complicado historial que este mes vio uno de sus capítulos más escandalosos, cuando Vice reveló que la empresa habría discutido la posibilidad de desprestigiar al exempleado Christian Smalls como una estrategia para convertirlo en “el rostro del movimiento sindical”.

Smalls fue despedido luego de que liderara una protesta en el centro de distribución de Staten Island, aunque la compañía argumentó que el despido se debió a que Smalls violó el reglamento de la empresa al romper una cuarentena de 14 días luego de entrar en contacto con otro empleado que había sido diagnosticado con coronavirus.