La presidente Claudia Sheinbaum anunció que la termoeléctrica de Tula, Hidalgo, a cargo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dejará de emplear combustóleo y cambiara a gas natural; además aseveró que con dicha obra busca hacer de dicha ciudad hidalguense, la ciudad “más limpia” y con las “mejores condiciones de vida” del país.
De una vez lo voy a anunciar, (…) la termoeléctrica que está en Tula, que usa combustóleo, la vamos a convertir a gas natural. Este año vamos a iniciar con este proyecto. Todo el río Tula y todos sus afluentes los vamos a sanear, es un proyecto muy importante para mejorar el río Tula,
reiteró Sheinbaum.
Históricamente, la región de Tula es una de las más contaminadas de Hidalgo por gran actividad industrial que se desarrolla en la región.
Además del impacto ambiental que generan las actividades de la termoeléctrica “Francisco Pérez Ríos”, se suman la huella de carbono de Petróleos Mexicanos en sus procesos de refinación, así como las cementeras Holcim-Apasco, Cemex, Lafarge Cruz Azul y Caleras Beltrán, además de empresas de la industria química, metalúrgica y metalmecánica.
Un informe de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), fechado en 2020, refirió que la Cuenca Atmosférica de Tula es la mayor generadora de contaminantes en Hidalgo, ya que aporta el 97 % del dióxido de azufre (SO2), 45 % de las partículas PM2.5 y el 43% de los óxidos de nitrógeno (NOx) emitidos en el estado.
Tula: combustóleo y las energías no renovables
En México, el 80% de la electricidad que produce la CFE, proviene de fuentes no renovables y altamente contaminantes.
En el año 2021, el combustóleo fue su segundo combustible más usado, sólo por detrás del gas. El 13.8% de los megawatts-hora (MWh) de la CFE se generaron quemando combustóleo en termoeléctricas de “vapor convencional”.
Entre los años 2022 y 2023, según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la electricidad generada mediante hidroeléctricas cayó 42.05%, principalmente por las sequías que azotaron al país.
En contraste, las plantas térmicas convencionales, que pueden utilizar gas, carbón o combustóleo, aumentaron en el mismo periodo en poco más del 51%.
Dicho aumento se produjo en medio de un acalorado debate por la Ley de la Industria Eléctrica, donde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador buscó, por vía de reformas al marco legal y constitucional, aumentar la participación de la CFE dentro del mercado energético nacional en detrimento de la generación eléctrica y el autoabastecimiento.
Si bien hasta el año 2023, la CFE ha reducido sus compras de combustóleo, Pemex continuó –sin una estrategia clara– la producción de este combustible hasta el año pasado, cuando las principales refinerías del país tuvieron una caída anual de 16.04% en la producción de este insumo.
Con información de Expansión y El Economista
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