Una chamarra verde olivo protege del sol de medio día los brazos de Lucía Riojas. Un pantalón de mezclilla y unas botas de cuero complementan su vestimenta. Lleva puestos unos lentes color ámbar y el cabello suelto.
Acaba de salir de una conferencia sobre igualdad de género que se extendió más allá de lo previsto y ahora camina alrededor del patio central de la Cámara de Diputados hacia el edificio D, donde se encuentra su oficina.
Para llegar hasta ahí debe abordar un pequeño ascensor, subir dos pisos y luego serpentear por los pasillos, pasando por los lugares asignados a los diputados del Partido Encuentro Social (PES). “¿Cómo puede tener tantos representantes un partido que está a punto de desaparecer?”, dice con ironía.
A la entrada de su lugar de trabajo, se advierte una bandera con los colores que identifican a la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero (LGBT), a la cual ella pertenece y ahora representa desde el recinto legislativo de San Lázaro.
Desde que rindió protesta como diputada sin partido, el 29 de agosto de 2018, Riojas Martínez ha intentado colocar en la agenda legislativa asuntos de protección a la mujer e igualdad de género, abordados desde una perspectiva feminista.
¿Qué ha significado el feminismo en tu vida?
Para mi el feminismo es en realidad una aventura colectiva. Una manera de ver el mundo que pretende ver por ti, hombre, y por mí, mujer, como personas iguales. Pretende combatir el orden impuesto del mundo y eso nos conviene a todos.
De repente hay gente que se siente amenazada, pero creo que es solamente porque no han sabido escuchar y porque muy probablemente se vean amenazados sus privilegios, pero no estamos intentando golpear la masculinidad, sino más bien encontrar una equidad que nos beneficie a todas y a todos.
Cualquier cosa que amenace el estado de las cosas que beneficia solo a unos cuantos intentará ser demeritado. Ha existido una colaboración tanto de actores políticos como de gente de a pie, como los medios de comunicación que se han dedicado a golpear el discurso feminista.
¿Cuáles crees que son las principales problemáticas de género que se deben atender en México?
Yo creo que los dos principales son la representación política, la vida económica de las mujeres y la violencia de género. Vivimos en un país profundamente machista en el que la violencia de género es cosa de todos los días. Se refleja en distintos ámbitos, como les pasa a las mujeres que viajan en transporte público para ir de su casa a la escuela o al trabajo.
Hay que atender el vacío en las políticas públicas respecto al combate de violencia de género. En la Ciudad de México hemos visto respuestas que han ido desde un silbato que te dan en el metro, hasta pulseras que les ponen a los policías como intentando anunciar una alianza contra la violencia de género pero realmente eso no permea.
Yo creo que se tiene que hacer una evaluación de esas políticas que se han intentado impulsar y con base en eso, determinar cuáles han funcionado y cuáles no.
¿Como diputada en esta legislatura, la cual se ha denominado como la de la paridad de género, sientes una responsabilidad mayor?
Creo que vivimos en un momento político específico en nuestro país, en el que existe un despertar político de muchas y muchos que no solo se vio reflejado en las urnas en el proceso electoral pasado, sino en un despertar de mujeres y mujeres jóvenes que desde sus escuelas intentan alzar la voz ante violencias ‘cotidianas’, como es el acoso, el hostigamiento, y hasta la máxima expresión de eso que es el feminicidio.
El reto que tenemos es el de intentar analizar estos fenómenos desde el lugar que mejor nos vaya a funcionar y con base en eso también entender que debemos tejer alianzas estratégicas entre mujeres que ocupamos ahora espacios de toma de decisiones y mujeres que desde la sociedad civil llevan muchos años haciendo un trabajo en esta materia.
Para Lucía, una de las principales cualidades que se debe aprovechar para darle vuelta a las problemáticas que aquejan al país es el trabajo en equipo entre actores políticos y los colectivos de la sociedad civil. Fue precisamente su pasado como activista lo que la colocó en el sitio que ahora se encuentra.
¿Cómo consideras las medidas que está tomando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de protección a las mujeres?
Me parece que lo están viendo con desconocimiento. Espero que sea por desconocimiento y no por falta de voluntad, pero la cuestión, de los refugios para mujeres por ejemplo, indica que el problema se está minimizando y que además no se está entendiendo cómo lo que en realidad es.
Del movimiento a la acción
En 2012, cuando el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto acudió a un encuentro con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, Riojas formó parte de los jóvenes que increparon al mexiquense por la represión contra los pobladores de San Salvador Atenco de 2006.
Ese acontecimiento, que le llegó cerca de los 24 años de edad, dio pie al nacimiento del movimiento #YoSoy132, el cual se extendió de la capital del país al resto de los estados y en el que Lucía participó activamente. La diputada esboza una ligera sonrisa, como de anhelo, cuando intuye que hablará sobre ese tema.
¿Qué lecciones te dejó haber formado parte de ese movimiento?
Nuestra principal motivación, en ese momento, creo que era que no queríamos al PRI en Los Pinos. Era nuestra principal motivación, pero no era la única.
El movimiento que se gestó en 2012 ha tenido diversos frutos, distintos perfiles de personas que hemos intentado caminar hacia una nueva manera de ejercer la política que no se base en la sumisión, que no se base en la marginación de los distintos.
¿Has enfrentado problemas por formar parte de la comunidad LGBT a la hora de participar en las actividades legislativas?
Soy mujer. Soy joven. Y soy abiertamente lesbiana.
Desde mi campaña para la candidatura independiente para la jefatura de la Ciudad de México sufrí ataques por ser un perfil activo con estas agendas, aunque nunca me ha pasado aquí en la Cámara de Diputados. Estoy en un lugar importante, en tanto que se mira con ojos distintos porque pertenezco a esos tres grupos históricamente marginados.
Además de política, Lucía es comunicóloga y baterista de Piluso, una banda de rock-pop de la cual se tuvo que distanciar cuando comenzó su periodo como diputada.
Aprendió a tocar las percusiones cuando tenía 12 años. En ese entonces, el trabajo de su papá la obligó a mudarse a San Francisco, California. Ahí descubrió su gusto por las baquetas y por The Clash, para luego entrar a una banda de punk. Hace poco descubrió una relación intrínseca entre su vida musical y la política.
“No es que toda mi vida haya pensado que quería ser baterista, como no toda la vida esperé ser diputada, pero pues me tuve que aventar”, explica.
Por cierto, ya que estas aquí, ¿conoces a Lorena Beltrán, quien lucha por la marihuana en México?