La Oficina de la presidencia por fin publicó los ejes y objetivos de la Estrategia Digital Nacional (EDN), con la que se busca lograr la “soberanía tecnológica” en los tres años que quedan del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 

Sin embargo, la estrategia 2021-2024 plantea objetivos generales sin ahondar en cómo se logrará esta soberanía tecnológica, pues no se cuenta con presupuesto suficiente, un diagnóstico previo ni un termómetro que pueda medir los avances.

México podría lograr la soberanía tecnológica, pero la EDN no desarrolla ni explica cómo va a hacerlo, comentó Abraham Tijerina, consultor de Innovación, Tecnología y Transformación Digital.

Comentó que en el país resulta ‘cómodo’ adquirir tecnología en lugar de desarrollar la propia, lo que  ha creado un abismo contra las grandes naciones que le han apostado consistentemente al desarrollo tecnológico como Japón, Alemania, Corea, Estados Unidos o China.

Tenemos talento, pero no tenemos el capital de riesgo, ni la política pública que incentive a apuestas de esta índole

dijo el también coordinador de la estrategia Industria 4.0.

De acuerdo con la EDN, coordinada por Emiliano Calderón, la soberanía tecnológica permite no estar sujeta a compromisos y condiciones impuestas de forma arbitraria por los proveedores o fabricantes de tecnologías.

Esto permitirá evitar monopolios y dependencias técnicas, así como avanzar hacia la autonomía tecnológica, que se refiere a la posibilidad de generar soluciones técnicas propias y el aprovechamiento del talento técnico.

Quieren soberanía, pero no invierten en ciencia ni tecnología

Los elementos esenciales para desarrollar tecnología son, por un lado, la infraestructura dura y, por otro, los recursos humanos, este último un elemento que se ha visto mermado durante la actual administración con los recortes tanto en ciencia como en tecnología.

Para tener innovación en tecnologías de las telecomunicaciones necesitamos una masa crítica de industrias que inviertan en ello, por lo que es necesario que haya centros de investigación y capital humano que las desarrollen

dijo Alexander Elbittar, economista investigador del CIDE.

Durante los casi tres años del gobierno al frente de López Obrador se han ejecutado acciones que, más que impulsar a la ciencia más bien la han desdeñado, criticó por su parte Leticia Armenta Fraire, directora del Centro Económico del Tecnológico de Monterrey. 

Pareciera contradictorio porque, económicamente hablando, si no se cuenta con los elementos base, difícilmente México podrá desarrollar tecnología; sin formación de profesionales en ciencias duras como física, matemáticas o ingeniería, será imposible tener alguna generación tecnológica.

Aprovechar tensión entre EU y China

La coyuntura del conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China adereza la apuesta de México por la soberanía tecnológica, sobre todo ante la presión de Estados Unidos a distintos países, sobre todo europeos, para poner freno a la tecnología china.

Sin embargo, en el mundo no hay ningún país que sea soberano tecnológicamente, incluso la pandemia ha agudizado los problemas en la industria electrónica para abastecer de insumos como los chips, lo que a su vez ha impactado en varios sectores.

México no tiene un campeón de software, hardware, de internet ni de buscadores, y tampoco un campeón de la industria nacional de procesadores de chips, con lo que es difícil que pueda ser autónomo,  comentó Jorge Fernando Negrete, presidente de DPL.

“La idea de la soberanía tecnológica es un poco ociosa y distrae al gobierno de los objetivos reales, una agenda digital tiene que plantear objetivos reales, precisos y alcanzables, no estadios ideológicos que no son medibles”

Efrén Páez, analista senior de Digital, Policy & Law (DPL) coincidió en que, una de las principales características del actual gobierno es la carga ideológica, lo que dificulta la claridad en la evaluación de los objetivos de la EDN.

En la administración pasada, la EDN planteó cinco objetivos: transformación gubernamental, economía digital, transformación educativa, salud universal y efectiva e innovación cívica y participación ciudadana.