El estilo diplomático del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha levantado más de una ceja desde el inicio del sexenio, aunque a diferencia de otros sucesos, la postura que emitió el mandatario mexicano, en lugar de solo felicitar al presidente electo, Joe Biden, ya no sorprende sino preocupa.
La decisión de López Obrador de no reconocer ni felicitar a Biden tras darse a conocer que superó los 270 votos electorales necesarios para derrotar al presidente Donald Trump, coincidió con la de gobernantes de naciones cuya relación con Estados Unidos es de claroscuros: Vladimir Putin, de Rusia; Jair Bolsonaro, de Brasil, país en el que Trump impulsó acciones a favor del mandatario.
En Brasil impulsó un cabildeo internacional con el fin de que lo incorporaran al grupo del G20.
En el caso de México, la motivación del presidente de AMLO de no dar una felicitación podría ver más con una posición hacia lo que será el gobierno de Biden, dijo Ana Leroy, académica de la y consultora sobre comercio exterior.
A diferencia del sistema electoral mexicano, en Estados Unidos, cuando un candidato alcanza los 270 votos electorales no hay margen de error y ya es el candidato electo.
El 7 de noviembre, día en que se dieron a conocer las proyecciones finales, alrededor de las 10:00 horas, comenzó la lluvia de felicitaciones de líderes políticos nacionales y de todo el mundo. Las horas pasaban y el presidente López Obrador no comunicaba nada.
Siete horas después, el canciller Marcelo Ebrard, quien tampoco reconoció la victoria de Biden, comunicó que el presidente haría pública su postura desde Villahermosa, Tabasco, donde atendía a familias damnificadas por las inundaciones. Finalmente, López Obrador, mediante una publicación en su cuenta de Twitter, llamó a la prudencia y a no actuar a la ligera, hasta esperar a que legalmente se resuelva la elección.
La administración de Donald Trump no dio importancia a México ni a América Latina, hecho que podría haber sido benéfico para AMLO
Ana Leroy
Biden, agrega, es un experto en América Latina y temas con México, medio ambiente, migración, derechos laborales y energía, los que precisamente batalla este gobierno. La implementación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) también será un factor de recelo entre México y el futuro presidente de Estados Unidos.
“México tiene que cumplir varias cláusulas del tema laboral del T-MEC, como la respuesta y vigilancia a la reforma laboral, que fue un requisito para la firma del pacto comercial. Así como la rendición de cuentas sobre lo que se acordó hacer también respecto a inversionistas, bajo el acuerdo que México tiene firmado en el T-MEC”, comentó Leroy.
Su señalamiento surge semanas después de que un grupo de senadores demócratas, partido al que represente Biden, envió una carta al presidente Donald Trump par exigir mayores condiciones de certeza jurídica para invertir en México.
Es un error estratégico porque la victoria de Biden fue amplia. No reconocer el triunfo de Biden tendrá consecuencias porque México atraviesa una pandemia, una recesión y problemas domésticos de violencia
Sin embargo, ve posible una ventana para enmendarlo al entablar conversaciones con el equipo de transición, por lo menos de aquí a que se reúna el Colegio Electoral para hacer oficial el cambio.
En contraste, Gustavo de Hoyos, aún presidente de Coparmex, quien normalmente sostiene una postura en contra a las políticas del gobierno de López Obrador, consideró que fue acertada la decisión del presidente sobre cualquier congratulación por el virtual triunfo de Biden.
A través de una publicación en su cuenta personal de Twitter, el dirigente empresarial sostuvo que la felicitación debe esperar.
Los tropiezos diplomáticos
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador suma algunos traspiés en el actuar diplomático.
El primero, cuando decidió no asistir a la reunión del G20. Después, la reacción a la posible imposición arancelaria que Estado Unidos pretendía implementar al acero y aluminio mexicano en medio de una negociación sobre el tránsito migratorio desde México y Centroamérica a ese país.
También generó polémica cuando exigió, en dos ocasiones, al gobierno de España una disculpa por la Conquista, otorgar asilo político al expresidente boliviano Evo Morales y negarse a tomar represalias en contra del gobierno venezolano de Nicolás Maduro a través de la Organización de Estados Americanos.
Sin embargo, los dos mayores acontecimientos en términos de geopolítica sucedieron este año y estuvieron directamente relacionados con Estados Unidos: la visita no oficial a la Casa Blanca, el primer viaje de su mandato y ahora el posicionamiento en torno a los comicios del 3 de noviembre.