Ni la lluvia, ni bloques de contención, fueron obstáculos para que los padres y madres de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, volvieran a hacer suyo el Zócalo de la Ciudad de México.
Si los padres y madres de los normalistas no han sido derrotados por el sufrimiento de perder a un hijo; una lluvia y bloques de concreto no iban a ser un obstáculo para quien lleva luchando contra el Estado 10 años y unos 3,562 días de que no conocen el paradero de sus hijos.
Desde el templete instalado en el corazón de la Ciudad de México, Hilda Legideño, madre de José Antonio Tizapa Legideño, dijo que “aquí siguen los necios de siempre” porque les asiste la razón en el caso Ayotzinapa en donde se sabe que participaron policías municipales, estatales, el Ejército y los Guerrero Unidos. “No podemos detenernos, nos falta un hijo que estamos buscando”.
Las palabras de Hilda adelantan una cosa: la marcha de los necios no descansará hasta saber la verdad sobre el caso Ayotzinapa, sobre sus jóvenes. Los padres y madres han caminado con la esperanza de encontrar a sus hijos, de acuerdo con Legideño.
Los “necios” y “necias” continuarán caminando por México en busca de una verdad que les ha sido negada por los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. La herencia del caso que sacudió a México ahora será responsabilidad de Claudia Sheinbaum Pardo.
A finales de julio, la presidenta electa se reunió con los padres de los jóvenes normalistas. En sus redes sociales, Sheinbaum Pardo dijo que se comprometió a poner toda su voluntad para dar seguimiento a la búsqueda de la verdad y la justicia.
De acuerdo con el vocero de los padres y madres de los jóvenes, Isidro Vicario, a la actual administración federal le quedan unos días y deja varios pendientes en el caso Ayotzinapa. Advierte que “mientras no se tenga información, mientras no se sepa la verdad, seguiremos caminando”.
El Estado participó en el caso Ayotzinapa
Cayó la noche en la Ciudad de México, el emotivo discurso de la madre de José Antonio atraviesa por la plaza pública en medio del silencio que a veces fue interrumpido por “¡Fue el Estado!”, “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” y el pase de lista de los 43 jóvenes.
A unos metros de la Puerta Mariana del Palacio Nacional, el lugar en donde vive y trabaja el presidente López Obrador, Hilda Legideño señaló que el primer mandatario le dio la espalda a los padres y madres por dar protección al Ejército.
“Exigimos que los militares entreguen los folios donde está la información faltante de lo que ocurrió esa noche”. Las palabras son en relación a 800 documentos que el Ejército ha escondido sobre el caso de los normalistas.
El 4 de octubre del 2023, el titular del ejecutivo acusó al Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI) de nunca entregar pruebas de las acusaciones contra la obstrucción del Ejército en el caso de los normalistas desaparecidos.
El tabasqueño dijo, en su conferencia de presa matutina, que el GIEI estaba administrando el dolor de la gente. “Hay que decir la verdad”.
No obstante, el grupo interdisciplinario denunció que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) negó la existencia de documentos que formaban parte del caso de Ayotzinapa.
Las investigaciones del GIEI sostienen que los militares sabían en tiempo real lo que estaba sucediendo el 26 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero. En julio del año pasado revelaron un mapeo sobre los movimientos de los castrenses durante el ataque hacia los normalistas.
El mapeo fue con base en el análisis de la señal de los teléfonos móviles y por tanto ha desmentido las declaraciones de los militares implicados en el caso Ayotzinapa.
Previamente a que Hilda Legideño hiciera suyo el micrófono, el padre de César Manuel Gónzalez, Mario González, subió al templete para decir que “fue el Ejército” y el presidente López Obrador lo sabe. “Desafortunadamente se puso del lado de la traición”, dijo el otro “necio”.
La barda metálica que rodeó Palacio Nacional impidió el paso de los manifestantes, pero no que un grupo de manifestantes lanzara explosivos caseros y prendiera fuego durante el mensaje de Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43.
Los 10,000 asistentes del décimo aniversario del caso de los normalistas reviven una herida abierta en la sociedad mexicana. Las pintas y consignas que se leyeron del Ángel de la Independencia a la plancha del Zócalo son una prueba de ello: la gente no olvida, la gente no perdona.
La gente recuerda por su nombre a Julio César Mondragón, estudiante a quien el 26 de septiembre del 2014 le desollaron el rostro y le fracturaron más de 40 huesos. Así como a cada uno de los jóvenes que simplemente desaparecieron de la faz de la tierra.
La sociedad mexicana tampoco olvida que López Obrador prometió esclarecer el caso. “AMLO traidor” y “AMLO, ¿Dónde quedó tu promesa?” se leyeron en las paredes del centro histórico de la Ciudad de México, antes de ser borrados por el cuerpo de limpieza.
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