El organismo descentralizado que administrará las universidades Benito Juárez les otorgará autonomía similar a la de otras instituciones de educación superior públicas, pero la forma en que fueron asignados sus recursos la deja abierta a opacidad y falta de eficiencia, coincidieron expertos.
Thamara Martínez, Coordinadora de Educación y Finanzas Públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, explicó que el presupuesto asignado al programa durante este año fue clasificado bajo la modalidad de “otros subsidios” de la SEP, por lo cual el programa no cuenta con reglas de operación claramente establecidas.
El programa de universidades no ha definido los lineamientos para hacer eficiente su operación y su gasto, y aunque lo hubiera hecho, no es lo mismo que tener reglas de operación, porque estas obligan a la evaluación y al cumplimiento de ciertos requisitos(…) Lo mismo pasa con Jóvenes Construyendo el futuro, que no tiene una regla para topar el número de inscritos y evitar exceder el presupuesto. Las universidades quedarían abiertas a otro tipo de problemáticas en la ejecución del presupuesto.
Thamara Martínez, Coordinadora de Educación y Finanzas Públicas, CIEP
Martínez hizo un llamado a que se modifique la clasificación del programa para que estos fondos cuenten con reglas de operación que faciliten la evaluación de las metas del organismo administrador. Este año, el presupuesto de las Universidades Benito Juárez es de 1,000 millones de pesos para la construcción y operación de 100 planteles en el país, los cuales esperan a 250 mil estudiantes una vez que operen al 100%. Este presupuesto ya fue asignado sin reglas de operación, por lo que el cambio sólo afectaría futuras asignaciones.
Para Ricardo Velázquez Leyer, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, la figura que se está planteando tiene pocas ventajas sobre la Subsecretaría de Educación Superior además de la flexibilidad, la cual podría resultar costosa.
(Se trata de) una cuestión política. Es más fácil administrar este esquema de nuevas universidades lejos del control gubernamental y de la fiscalización de todos los órganos del gobierno federal. Por la prisa con la que se está desplegando este esfuerzo se pueden cometer fallas importantes. Simplemente pensar en la creación de 100 planteles en tres o cuatro meses es difícil, no sé si haya un caso similar en el mundo.
Ricardo Velázquez Leyer, Profesor e Investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana
Vázquez lamentó que no se siga el ejemplo de la creación de la Universidad Autónoma Metropolitana en los 70. Por ejemplo, consideró que la contratación de profesores e investigadores debería tomar al menos un año y debería ser supervisada por el ente que será encargado de la administración a largo plazo. La premura de este proyecto sólo podría encontrar buen puerto en escuelas técnicas, pero en este caso incluso puede “desvirtuarse la idea de una universidad”.