“Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos, fue la edad de la sabiduría, fue la edad de la necedad, fue la época de la fe, fue la época de la incredulidad, fue la época de la luz, era la temporada de las tinieblas, era el manantial de la esperanza, era el invierno de la desesperación “.
Charles Dickens, Historia de dos ciudades
El mercado de valores, en cualquier país, tiene como objetivo canalizar el ahorro hacia la inversión e impulsar la productividad económica de sus diversos actores. En cada país existen índices accionarios, los cuales son el reflejo de la actividad económica, del desarrollo tecnológico y de la capacidad de generar innovación.
En Estados Unidos, el índice más representativo es el S&P 500, el cual se compone de las 500 empresas más grandes de su economía por capitalización bursátil.
En los últimos 20 años ha sufrido cambios significativos, al igual que la economía de Estados Unidos. A finales del año 2000, las empresas más valiosas del índice, por su capitalización bursátil en miles de millones de dólares, eran: General Electric (463), Microsoft (320), ExxonMobil (290), Pfizer (260), Citi (235) y Walmart (230), reflejando la fortaleza y estabilidad de los sectores automotriz, petrolero, farmacéutico, bancario y de comercio.
Sin embargo, hoy las empresas más valiosas de Estados Unidos son de tecnología enfocadas a internet o servicios; por ejemplo: Apple (1,970), Microsoft (1,650), Amazon (1,600), Google (1,100) y Facebook (810).
Estas empresas han tenido crecimientos espectaculares, si las comparamos con su capitalización bursátil del 2000 o al momento en el que se hicieron públicas, cuando apenas alcanzaban unos pocos miles de millones de dólares.
El impulso del uso de tecnologías, en combinación con internet ha marcado un cambio radical en la economía de Estados Unidos. Sin lugar a dudas, dentro de 20 años la lista de las empresas más grandes del S&P 500 tendrá cambios significativos y solo aquellas que tengan la capacidad de adaptación, tecnificación e innovación serán las que perdurarán.
Y si hacemos la misma comparación en México, ¿qué ha pasado en el mercado de valores?
Encontramos que las empresas más valiosas del Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) en el año 2000 eran, por su capitalización bursátil en miles de millones de dólares: Telmex (23.7), Walmex (7.8), Banacci (hoy Citibanamex) (7.7), Cemex (5.1) y Televisa (5.0).
Nos encontramos que hace 20 años el mercado de valores en México reflejaba su fortaleza y estabilidad en los sectores de telecomunicaciones, comercio, bancario, construcción y medios. Si las comparamos al día de hoy, podemos apreciar que siguen en los mismo niveles, e incluso algunas de ellas valen más que hace 20 años; por ejemplo: América Móvil (42.9), Walmex (44), Cemex (6.3) y Televisa (4.3).
Si adicionalmente buscamos cuáles son las empresas con mayor capitalización de mercado del IPC el día de hoy nos daremos cuenta que empresas de los mismos sectores siguen dominando el índice: Walmex (44), América Móvil (42.9), Grupo México (23), FEMSA (20.6) y Grupo Elektra (14).
Las tres nuevas empresas que integran esta lista, hace 20 años valían lo siguiente: Grupo México (1.2), FEMSA (1.7) y Grupo Elektra (0.6).
A pesar de que dichas empresas han crecido hasta 10 veces lo que valían en el año 2000, el mercado de valores en México no ha mostrado cambios radicales en comparación al mercado de valores americano, ya que los primeros puestos los siguen ocupando las mismas empresas y la fortaleza y estabilidad de la economía siguen estando fundamentadas en sectores de comercio, telecomunicaciones e industrial, principalmente.
¿Veremos un cambio radical en esta lista en México dentro de 20 años, partiendo de mayor innovación y desarrollo tecnológico?
Durante los últimos 20 años, Estados Unidos ha aprovechado el desarrollo tecnológico y la ciencia para transformar y digitalizar su economía. Algunos de los catalizadores de esta transformación han sido:
La inversión inteligente en capital de riesgo (Venture Capital): De acuerdo con la National Venture Capital Association (NVCA), en el año 2000 existían en Estados Unidos más de 1,000 fondos de capital de riesgo administrando 260,000 millones de dólares en conjunto; hoy existen cerca de 2,400 fondos de capital de riesgo con activos bajo administración por 740,000 millones de dólares, prácticamente el triple de hace 20 años. En México en los últimos 10 años se ha invertido aproximadamente 29,000 millones en capital privado.
Apoyo a la invención de nuevas tecnologías: En Estados Unidos se registraron 295,926 solicitudes de patentes en el 2000, y en el 2019 esta cifra escaló a 621,453, de acuerdo con la United States Patent and Trademark Office (USPTO). En contraste, en el 2000 hubo 13,061 solicitudes de patentes en México, y el año pasado las solicitudes ascendieron a 15,941, según datos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Esto significa 105 solicitudes de patentes por cada 100,000 habitantes en el 2000, frente a 189 en 2019 en Estados Unidos; mientras en México ese número oscila entre las 12 y 13 solicitudes de patentes por cada 100,000 habitantes en ambos años.
Las iniciativas de innovación corporativa (Corporate Venture Capital): En Estados Unidos las inversiones de fondos corporativos de capital de riesgo (CVC) se han incrementado en los últimos años. Desde hace tiempo, en cualquier trimestre se han registrado más de 200 inversiones de este tipo, las cuales el día de hoy representan aproximadamente el 25% de las inversiones totales en capital de riesgo en Estados Unidos. Estas inversiones se traducen en más de $57 mil millones de dólares que se invirtieron en cerca de 3,300 startups en el 2019 por parte de corporativos.
La profundidad del mercado de capitales: El número de Ofertas Públicas Iniciales (IPO) en Estados Unidos también es un buen parámetro para medir el impacto de la innovación y desarrollo tecnológico. Solamente en el 2019, 82 compañías con fondeo de venture capital se hicieron públicas, representando el 43% de todas las ofertas públicas que se realizaron en Estados Unidos en ese año. En México durante el presente año se han listado dos empresas Cox Energy en BIVA y Acosta Verde en la BMV.
La inversión de capital de riesgo es sin duda un catalizador de nuevas tecnologías, innovación, modelos de negocio disruptivos y emprendimiento. Los corporativos, a través de sus herramientas de innovación abierta y fondos corporativos de venture capital (CVC) juegan un papel importante dentro de este desarrollo. Otros aspectos que también influyen en esta transformación son:
Educación de calidad: Es un pilar fundamental en el desarrollo de innovación y tecnologías de un país. De tal forma que son requeridas bases sólidas en matemáticas y ciencias, así como programas de retención de talento por parte de corporativos, organizaciones y gobierno.
Cultura: El ejemplo de Estados Unidos y de otros países desarrollados es la formación de individuos con valores y actitudes encaminadas a la honestidad, toma de riesgos e independencia de las personas, buscando su madurez personal y profesional a través de responsabilidad. Como diría un proverbio japonés, “no le des el pescado, enséñale a pescar”.
Estructura y gobierno: Los países emergentes deben fomentar la competencia genuina y evitar la creación de oligopolios, promoviendo el desarrollo tecnológico e innovación. Además, empresarios, organizaciones y gobiernos son parte esencial en la creación e impulso del ecosistema de innovación y capital de riesgo.
La transformación digital, impulsada por la inversión en innovación y tecnología, harán que los países emergentes como México vayan desarrollando ventajas competitivas y crecimiento económico a lo largo del tiempo. Para ello, es fundamental tener una visión de largo plazo con objetivos definidos y una cultura de innovación y emprendimiento que permee en todos los niveles de la sociedad.
*Héctor Shibata es profesor en el EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey y director de Inversiones de AC Ventures, un fondo corporativo de venture capital donde es responsable de liderar los procesos de inversión en startups y fondos, y administrar el portafolio. Ejerce la clase del MBA de Financiamiento para el Emprendimiento. Participó en una startup fintech y ocupó cargos previos en private equity y en banca corporativa y de inversión en México y Nueva York.
“Para un barco sin rumbo, cualquier viento es el correcto” – Anónimo
Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.
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