Terrafina, que publicará su reporte financiero del cuarto trimestre el próximo 23 de febrero, es uno de los principales beneficiados de la creciente tendencia del nearshoring, y se anticipa que por lo menos la mitad de los contratos que cerró el fideicomiso inmobiliario en el cuarto trimestre de 2022, estuvieron relacionados con la relocalización productiva que aunque por el momento está beneficiándose la zona norte del país, algunos otros proyectos están ‘salpicando’ el centro del país y la de por si dinámica zona del Bajío. Y justo sobre la intención de que el nearshoring beneficie al sur de México, con el proyecto que a marchas forzadas prepara la Secretaría de Economía para el desarrollo de parques industriales para complementar el Corredor Transístmico, y especialmente captar proyectos de producción de microprocesadores, hay un reporte de la consultoría REDD que circula entre varias empresas mexicanas y extranjeras, que confirma que México no cuenta con instalaciones adecuadas, centros de innovación y mano de obra calificada como para atraer a productores de semiconductores de última generación, y la incorporación del país a la cadena de suministro de los microprocesadores se limitaría a los servicios relacionados como pruebas, empaque y almacenamiento de los microponentes o bien sumarse a la fabricación de semiconductores con tecnologías más antiguas.
¿Capricho bancario?
Cuando se supo que la edición número 86 de la Convención Bancaria tendría como sede la ciudad de Mérida, la segunda ocasión en la historia del gremio de los banqueros, más de uno pensó que sería una especie de apoyo al Tren Maya, proyecto insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero nada más alejado de la realidad. Resulta que desde que Daniel Becker asumió la presidencia de la ABM en 2021, dentro de su plan de trabajo estaba mudar la reunión de banqueros al estado de Yucatán que gobierna Mauricio Vila, y con quien mantiene una cercana amistad.
Pero más allá del capricho, al interior de la ABM hay descontento por la elección de la sede que no cumple con las condiciones para el magno evento e implicará mayores costos por la logística y movilización de panelistas, invitados y medios de comunicación porque la ciudad de Mérida no cuenta con una infraestructura hotelera de gran calado para albergar a los participantes; de hecho, hay siete hoteles donde se repartirán los asistentes que se movilizarán al Centro Internacional de Congresos.