Elektra y la mano invisible de la 4T en la BMV

Elektra y la mano invisible de la 4T en la BMV

La Latinoamericana de Seguros (LASEG), PROCORP, Peña Verde, Minsa, Vitro, Planigrupo Latam, Farmacias Benavides, Palacio de Hierro y Grupo Collado caen en incumplimientos que ameritan la misma medida aplicada a Elektra.

La reciente suspensión de las acciones de Grupo Elektra luce más política que técnica. No es la primera vez que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) le asesta un golpe a Ricardo Salinas Pliego, quien hace unos meses acusó a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la Secretaría de Hacienda (SHCP) y a la propia BMV de orquestar una campaña en su contra que provocó pérdidas millonarias a los accionistas de su empresa.

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El argumento oficial para la nueva suspensión es que Elektra incumplió con el requisito de mantener al menos el 12% del capital social entre el público inversionista. El problema es que la BMV no está aplicando el mismo rigor a todos, porque si se tratara de sancionar a quienes no cumplen tendría que haber suspendido también a por lo menos otras nueve emisoras en condiciones similares.

Ahí están los casos de La Latinoamericana de Seguros (LASEG), PROCORP, Peña Verde, Minsa, Vitro, Planigrupo Latam, Farmacias Benavides, Palacio de Hierro y Grupo Collado. Todas con incumplimientos que ameritan la misma medida.

En documentos públicos, tanto LASEG como Farmacias Benavides —que al igual que Elektra buscan deslistar sus acciones— reconocieron que no tienen intención alguna de mejorar su programa de regularización para atender los requisitos del listado bursátil. Es decir, abiertamente dijeron que no cumplirán, y aun así, continúan cotizando sin suspensión.

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Y si bien Elektra tampoco presentó un plan de subsanación, en este caso la BMV sí aplicó la medida más drástica. Lo que salta es el criterio discrecional: ¿qué hace distinta a Elektra de las demás?


La BMV en vez de mostrarse como árbitro imparcial, termina dando la impresión de alinearse con el guion del gobierno, lo que erosiona la credibilidad de la BMV misma, en un mercado que debería buscar atraer más emisoras no perderlas.

Las viejas heridas de Salinas Pliego y la BMV

No es secreto que Salinas Pliego mantiene un enfrentamiento abierto con el gobierno federal, y la narrativa de sancionar a Elektra encaja con la línea crítica de la 4T hacia el empresario.

Pero el episodio con Elektra no puede leerse solo como una fricción política. En los pasillos financieros se sabe que Luis Téllez, expresidente de la BMV, mantiene una fuerte influencia sobre Marcos Martínez Gavica, actual presidente del consejo de la Bolsa. Y esa relación pesa en cada movimiento que involucra a Salinas Pliego.

Vale recordar que Téllez dejó la presidencia y dirección general de la BMV en 2014, no por decisión propia, sino porque Salinas Pliego pidió directamente su salida a Luis Videgaray, entonces titular de la SHCP. Aquel episodio marcó un quiebre que nunca se cerró del todo, y que hoy parece revivir en las decisiones sobre Elektra.

Así, la suspensión luce como el cruce de dos factores: por un lado, la presión política del gobierno actual sobre Salinas Pliego; y por otro, las cuentas pendientes en la propia Bolsa, donde personajes con memoria larga y viejas rencillas todavía mueven hilos. Una mezcla explosiva para un mercado que debería regirse por criterios técnicos y no por rivalidades personales.

Finamex, el ‘ganón’… ¿a costa de qué?

Como adelantamos, Finamex se impuso sobre GBM en la disputa por ciertos activos de Vector Casa de Bolsa. La operación se concretó el mismo día en que Finamex notificó el acuerdo para traspasar las cuentas de los clientes y adquirir la operadora de fondos de la institución que el FinCEN ha señalado por presunto lavado de dinero.

La transacción fue impulsada por la interventora designada por la CNBV, Itzel Moreno, cuyo vínculo de amistad con Eduardo Carrillo Madero, director general y presidente del consejo de Finamex, no pasa desapercibido.

La nueva gerencia de Vector había intentado vender la casa de bolsa a jugadores como Mifel en México y la firma IPG en Estados Unidos, sin éxito, lo que dejó el camino abierto para Finamex.

Sin embargo, varios de los clientes más importantes de Vector han manifestado su descontento y podrían trasladar sus portafolios a otras instituciones. Además, persiste la incertidumbre sobre los activos en Estados Unidos, donde a partir del 20 de octubre Vector quedará imposibilitada de operar, un riesgo que todavía no tiene solución clara.

La pregunta que queda en el aire: ¿se consolidará Finamex como el gran ganador, o solo heredará un reto que podría poner a prueba su estrategia?

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