Fisker Group, el fabricante estadounidense de vehículos eléctricos, se declaró en quiebra este lunes y busca salvar sus operaciones al vender activos y reestructurar su deuda después de gastar dinero en efectivo en intento de aumentar la producción de sus SUV Ocean.

La compañía automotriz expresó dudas sobre su capacidad para continuar en el negocio en febrero y, posteriormente, no logró asegurar una inversión de un gran fabricante de automóviles, lo que la obligó a controlar sus operaciones.

El fracaso de sus acuerdo con la empresa automotriz, que de acuerdo con Reuters se trataba de Nissan, impactó en un financiamiento por 350 millones de dólares (mdd) que había solicitado a un inversionista anónimo y que dependía del apoyo del gigante automotor, y obligó a Fisker a explorar opciones.

Al igual que otras empresas de la industria de vehículos eléctricos, nos hemos enfrentado a varios obstáculos macroeconómicos y de mercado que han afectado nuestra capacidad para operar de manera eficiente

dijo

La unidad operativa de la empresa automotriz de vehículos eléctricos, en la solicitud de bancarrota del Capítulo 11 en Delaware, estimó activos de entre 500 y 1,000 mdd y pasivos de entre 100 y 500 mdd. 

Fisker quería ser la Apple de la industria automovilística

Además del posible acuerdo con Nissan, la compañía había firmado acuerdos para 15 concesionarios en Estados Unidos y 12 socios en Europa, pero aún no había logrado liquidar su inventario de más de 5,000 vehículos.

Después de evaluar todas las opciones para nuestro negocio, determinamos que proceder con la venta de nuestros activos bajo el Capítulo 11 es el camino más viable para la compañía

dijo la automotriz.

Fisker salió a bolsa a finales de 2020 mediante una fusión con una empresa de cheques en blanco, valorándola en 2,900 mdd e infundiendo en su balance más de 1,000 mdd en efectivo. 

Después, la salida a bolsa fue una segunda oportunidad para que Henrik Fisker, fundador de la empresa, construyera su negocio automotriz después de que su primera compañía llamada Fisker Automotive, se declarara en quiebra en 2013 a causa de la crisis financiera de 2008.

Henrik, quien fue consultor de diseño de Tesla, dijo en el momento de la salida a bolsa que buscaba que Fisker se convirtiera en la Apple de la industria automovilística subcontratando la fabricación de sus coches.

Los automóviles de la startup están bajo la lupa

El modelo de subcontratación tenía como objetivo reducir los tiempos de desarrollo de los vehículos y reducir los costos para llevar un vehículo al mercado. Sin embargo, su SUV Ocean presentó problemas de software y hardware por lo que el vehículo fue calificado como “asunto pendiente”.

Además, después de entregar menos de la mitad de los más de 10,000 automóviles que produjo el año pasado, Fisker recurrió a un modelo de distribución basado en concesionarios, abandonando el enfoque directo al consumidor de Tesla.

Por su parte, los SUV Ocean también están bajo investigación regulatoria por problemas de frenado y cambio a estacionamiento, además de presentar en algunas ocasiones, fallas en la apertura de las puertas.

Con información de CNBC

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