El 29 de junio se lanzó en México el servicio de HBO Max, donde su plan estándar tiene un precio mensual de 149 pesos. Días antes, el 16 de junio, Walmart de México inició las operación de su programa de prepago de envíos: Walmart Pass, por una mensualidad de 49 pesos.
Estos dos son los últimos ejemplos del modelo de suscripción a servicios que tienen un auge en el país; que van desde el streaming de audio y video hasta algunos más sofisticados como el de gimnasio en casa. Ahora, el reto para los suscriptores será descartar o mantener las membresías que más les hagan sentido y así mantener su cartera en buen estado.
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El bolsillo de los usuarios tiene un límite y con la proliferación de más servicios de suscripción en ramas tan diversas, hará que los consumidores hagan una purga de sus membresías, al sacrificar unas en por de otras
dijo Radamés Camargo, analysis manager en The Competitive Intelligence Unit (The CIU).
Además, las empresas comienzan a adaptar sus modelos de negocio. Tal es el caso de Blim —el servicio de streaming de Televisa lanzado en 2016— que ahora ofrece una versión gratuita de su contenido pero con publicidad, tal y como lo hacen YouTube o Spotify.
Otro ejemplo en esta transformación es el recién llegado HBO Max, que entre sus planes también está el móvil, donde el portafolio de contenidos solo está disponible para teléfonos inteligentes y tabletas por 99 pesos al mes.
Las firmas también se percatan que no solo sus servicios tienen que diversificarse, también su paquetes de comercialización para adaptarse a la oferta de suscripciones existentes
comentó Marisol Huerta, analista en Banco Ve por Más.
La estrategia de proveer el servicio de manera gratuita, pero con restricciones, no es nueva ya que ayuda al usuario a conocer el producto y genera en él la necesidad de mejorarlo con el pago de la suscripción, como el servicio de videojuegos de Google, Stadia, según un reporte de Bloomberg Intelligence (BI).
Se estima que el mercado de subscripciones de software alcance un valor de 150,000 millones de dólares de manera anual para 2020, de acuerdo al banco de inversión especializado en tecnología GP Bullhound. El cálculo se basa en un gasto anual de 100 dólares por teléfono inteligente en Estados Unidos y 35 en el resto del mundo.
¿Demasiadas membresías?
La respuesta es no, por el momento. Si bien a medida que la digitalización avanza en el país, existen varios servicios que aún no son cubiertos por el modelo de membresías.
Otro punto a destacar es que, si las empresas deciden voltear hacia este segmento, es porque existe un mercado para ellos, aunque la diferenciación será la clave para su éxito.
“Ya no hablamos solo de una propuesta del contenido diferenciado, ahora también de formas de pago o de qué es lo que incluyen las membresías”, dijo Camargo.
Añadió que, al final quien termina más beneficiado es el usuario, pues tiene mayor oferta de servicios y seleccionará aquella que más le convenga.