El fundador del grupo Virgin, Richard Branson, ha coleccionado éxitos empresariales y hazañas tecnológicas y deportivas, pero siempre soñó con convertirse en multimillonario del espacio, una ambición estratosférica que le ha costado unos cuantos choques meteóricos.
“Creo de verdad que el espacio nos pertenece a todos”, afirmó al anunciar su vuelo previsto para el 11 de julio, unos días antes del de Jeff Bezos, el fundador de Amazon.
El famoso británico de sonrisa hollywoodense se toma la revancha siete años después del accidente de la nave “SpaceShipTwo” de Virgin Galactic: un error de uno de los dos pilotos hizo que se desintegrara en vuelo.
El magnate admitió que “el riesgo forma parte, por supuesto, de volar en el espacio”.
Branson, de 70 años, ha lidiado con el riesgo a lo largo de toda su carrera empresarial, desde el fichaje de la turbulenta banda punk Sex Pistols por su sello musical Virgin Records a finales de los 1970 hasta el lanzamiento de Virgin Atlantic unos años después.
La aerolínea transatlántica, durante mucho tiempo buque insignia del grupo Virgin, se vio muy afectada por la pandemia y tuvo que refinanciarse varias veces para evitar la quiebra.
El multimillonario trató de solicitar ayuda al gobierno conservador de Boris Johnson, pero este lo rechazó creyendo probablemente que las finanzas de Branson le permitían rescatar su empresa sin recurrir al contribuyente. Al final tuvo que poner al menos 275 millones de dólares de su bolsillo.
Imperio Branson
El imperio de Branson, que comenzó en 1970 con un negocio de venta de discos por correo, incluye ahora varios centenares de empresas en las que el grupo tiene a veces sólo una participación minoritaria.
El año pasado reivindicaba unos 70,000 empleados y una facturación estimada en unos 23,000 millones de dólares.
Las actividades del grupo abarcan desde los gimnasios hasta las telecomunicaciones, pasando por la prensa, el turismo y el reciclaje.
Pero al final, este hijo de un abogado y una bailarina convertida en azafata, nacido en el sureste de Londres, ha amasado una fortuna personal estimada en unos 5,600 millones de dólares por la revista Forbes.
Y eso tras dejar la escuela a los 17 años para fundar una revista para estudiantes.
Abundancia de retos
Branson resumió hace unos meses en un artículo para la revista estadounidense Entrepreneur que “lanzar un nuevo negocio es siempre una aventura”.
Pero a veces él se toma la “aventura” al pie de la letra, multiplicando sus hazañas paradeportivas y cultivando de paso su imagen de amante del riesgo al margen de lo establecido.
Fue la primera persona, junto con el sueco Pers Lindstrand, en cruzar el océano Atlántico en globo en 1987, y el océano Pacífico cuatro años después.
El “multimillonario volador”, como le llamó la prensa británica durante mucho tiempo, estuvo a punto de perder la vida, como en 1996 cuando intentó dar la vuelta al mundo sin escalas en un globo y se estrelló en Argelia.
Pero en 2004 batió un nuevo récord al cruzar el Canal de la Mancha en un coche anfibio. Luego hizo varios intentos de dar la vuelta al mundo en globo aerostático con su amigo Steve Fossett, fallecido desde entonces en un accidente aéreo, y montó una expedición a fosas submarinas inexploradas.
Este hombre ya ha experimentado el fracaso, desde el colapso de su marca de refrescos Virgin Cola hasta los cierres en serie de sus librerías y tiendas de discos Virgin Megastore.
También está acostumbrado a las críticas, como las que acompañaron su exilio a Necker, una de las Islas Vírgenes Británicas, un archipiélago considerado un paraíso fiscal.
Él se defiende diciendo que la compró “por su belleza” y por una módica cantidad cuando sólo tenía 29 años.
En la que sea quizá la clave de su trayectoria, recientemente dio dos consejos en su blog a los aspirantes a empresarios: “pueden hacer cualquier cosa si se deciden” y “dejen de preocuparse por lo que piensen los demás”.