La empresa Maya-Olmeca-Mexica tendrá dificultades para alcanzar la rentabilidad, por lo que dependería del presupuesto federal por un largo tiempo e, incluso, podría recurrir a deuda en el futuro.

La paraestatal estará a cargo de las empresas que administren, operen, exploten y, en su caso construyan, los Aeropuertos Internacionales Felipe Ángeles, Palenque, Chetumal, Tulum, y el Tren Maya, además de una posible aerolínea, proyectos que según analistas tardarán varios años en ser rentables, si es que lo logran.

“Una empresa de carácter estatal, por definición, no persigue fines de lucro; es de suponer que opere con sus recursos, pero si obtienen pérdidas requieren del presupuesto”, dijo en entrevista Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tecnológico de Monterrey.

Además, al poner la paraestatal bajo tutela de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para blindarla de privatizaciones futuras, el presidente Andrés Manuel López Obrador la dejará en manos de una dependencia con escasa experiencia.

 El mandato del Ejército es salvaguardar la seguridad e integridad del país, no administrar empresas en distintos sectores, se sale un poco de contexto y no creo que tenga la experiencia, el capital y el talento

comentó Ramón Martínez Juárez, docente de finanzas y banca en la Escuela Bancaria y Comercial (EBC).

 

Dependencia del presupuesto

En abril, la Secretaría de Hacienda publicó en el DOF la autorización para crear Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica, cuyas erogaciones se realizarían con el presupuesto asignado a la Sedena sin recursos adicionales.

Poco antes, en febrero, el mandatario afirmó que a la paraestatal no le quedaría “un centavo de deuda, porque todo lo que se está construyendo es con presupuesto público”.

Sin embargo, proyectos como el AIFA, que requieren futuras etapas de construcción o la puesta en operación de las empresas, podrían incrementar el presupuesto que se destina a Sedena, el cual ha ido en aumento en los últimos años.

Estaríamos apuntando a la posibilidad de que el gobierno permanentemente le solvente los recursos que necesitan para su operación, o podría abrirse la posibilidad de que nuevamente caigan en adquirir deuda

 apuntó Tenorio.

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Martínez apuntó que la existencia de una empresa estatal no es negativa si permite impulsar el desarrollo del país, pero el contexto de Olmeca-Maya-Mexica apunta a una empresa subsidiada que podría convertirse en una carga para el gobierno y que reste a otros rubros, como educación o salud.

Estatales del pasado

Para Tenorio, la postura de López Obrador sobre las empresas estatales está relacionada con su pasado, ya que el político, nacido en 1953, vivió el auge y declive de las empresas estatales.

Entre 1941 y 1954 existieron alrededor de 144 entidades y llegaron hasta 1,155 entre 1970 y 1982, en sectores que iban desde telecomunicaciones al bancario, ferroviario, azucarero o aéreo, indicó en un artículo Carlos Marichal, profesor investigador emérito del Colegio de México.

Pero la crisis de la deuda en 1982 marcó la abrupta caída en las empresas estatales, y para 1986 ya solo existían 737 paraestatales, un número que siguió a la baja en los años subsecuentes.

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