Prosofipo no alcanzaría a cubrir a todos los ahorradores de CAME

Prosofipo no alcanzaría a cubrir a todos los ahorradores de CAME

El Prosofipo cerró 2024 con 597 millones de pesos, el monto más alto en los últimos siete años, además de registrar un crecimiento de 109.8% respecto a 2023.

Aunque la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNVB) asegura que el Prosofipo cubrirá al 99.5% de los clientes de CAME, este instrumento puede quedarse corto y no ser suficiente para devolver los ahorros a las personas afectadas por la crisis de la institución financiera.

Hasta junio pasado, cuando la CNBV decretó su intervención, la Sofipo reportó 1,698 millones de pesos en captación de sus clientes, cifra muy por encima de los activos del Fondo de Protección de Sociedades Financieras Populares y de Protección a sus Ahorradores (Prosofipo), al cierre de 2024.

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El Prosofipo sumó 597 millones de pesos al corte de diciembre del año pasado, y aunque este monto es el más alto en los últimos siete años, no alcanza para cubrir a todos los ahorradores de CAME.

Dicho instrumento ha presentado altibajos durante los últimos años. En 2020, llegó a 425.2 millones, pero en 2021 se desplomó 38.1% hasta 263.3 millones. Desde entonces, ha mostrado una recuperación paulatina: en 2022 aumentó 23.9%; en 2023 volvió a caer 12.8%, pero en 2024 mostró un crecimiento de más de 200%.

Una cobertura limitada

El diseño del Prosofipo permite garantizar depósitos de hasta 25,000 UDIS por persona, equivalente a alrededor de 219,000 pesos. Con ese tope, la CNBV asegura que se devolverán los ahorros a 169,564 clientes de CAME, lo que representa al 99.5% de la base total.


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El problema surge con los que superan ese límite. Según Lizbeth Morales, una de las afectadas, existen alrededor de 853 ahorradores que exceden el monto del seguro.

Morales relata que la quiebra de CAME no fue una sorpresa, sino el desenlace de una cadena de omisiones, donde hubo corrupción, muchos intereses y “un fraude planeado desde hace cuatro años”. La ahorradora explica que junto con otros afectados promueven dos vías legales: una demanda penal contra los socios de institución financiara y una acción judicial contra la CNBV por omisión en su labor de supervisión.

Omisiones de la CNBV

La caída de la Sofipo también refleja la necesidad de una supervisión más estricta a las instituciones financieras no bancarias y cambios en la regulación para evitar casos similares.

Para Álvaro Vértiz, jefe para América Latina y el Caribe de DGA Group, “hay muchas lecciones que deja el caso de CAME”. Una de ellas es la supervisión más proactiva y en tiempo real por parte de la Comisión Nacional Banca de Valores.

Al momento en que deja de reportar información financiera, CAME ya traía signos de deterioro, de alguna manera causaba alarma, esto prácticamente sucedió antes de la intervención en junio. De ahí viene la importancia con temas de auditorías más frecuentes, alertas tempranas, verificación de irregularidades, etcétera

mencionó.

Un caso que no es aislado

La caída de CAME se suma a antecedentes como Ficrea, Auxi, entre otros. Para Vértiz, no se trata un caso aislado, y otras Sofipos están en riesgo de colapsar, por lo que es necesario anticiparse para evitar contagios.

El especialista advierte que hacerse cambios en la normatividad de la CNBV, para tratar de anticipar vulnerabilidades en el ecosistema de intermediarios no bancarios, como Sofipos, Sofomes, entre otros jugadores.

Por ejemplo, pueden actualizar la Ley de Ahorro y Crédito Popular para efectos de establecer planes de contingencia obligatorios; volver a entender muy bien cuál es el rol de las federaciones en la regulación de las Sofipos. ¿Realmente están cumpliendo su objetivo o no? y si no, para qué las tenemos

concluyó.

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