México tiene autos eléctricos, aunque estos no son especialmente conocidos globalmente. En el país, hay una marca que se muestra como la más consolidada y con producción regular: Zacua. Sin embargo, otros proyectos se unen para crear una electromovilidad mexicana, con todos los retos que eso significa.
¿Por qué los autos eléctricos mexicanos no han tomado relevancia global? Hay una gran variedad de factores. El principal: el capital. Las marcas explican que necesitan inversiones mayúsculas para crecer; aunque algunas confiesan no aspirar a ser los próximos ‘Tesla latinoamericanos’, pues hay otras metas simbólicas por delante.
Nazareth Black, CEO de Zacua dijo en entrevista para EL CEO que, el primer paso para lograr que la electromovilidad mexicana tome protagonismo global, es generar conciencia y políticas públicas que faciliten el camino. Además, identificó otros retos, como el desarrollo de tecnología propia.
Los autos eléctricos mexicanos buscan rentabilidad
Zacua es una compañía de autos eléctricos lanzada en 2017. Un año más tarde, implementaron la primera línea de producción de electromovilidad mexicana, establecida en Puebla. En los siete años de operaciones, la rentabilidad sigue siendo un horizonte:
Estamos muy seguros que la humanidad no está peleada con la rentabilidad y es lo que se busca romper con estas nuevas generaciones: hacer negocios donde tú tengas al humano al centro
dijo la CEO de la empresa.
Con la frase, Black explica que Zacua no busca llegar a niveles de ganancias como los de Tesla o BYD. En primer lugar, desean impulsar el sector en México y Latinoamérica a través del desarrollo de tecnología y asesoría sobre electromovilidad otras marcas; al tiempo que venden dos modelos de vehículos en una agencia ubicada en la Ciudad de México.
La empresa de autos eléctricos mexicanos ya concluyó la entrega de las 100 unidades iniciales de sus primeros pedidos. Cada uno de los vehículos de Zacua se vende por un precio de lista de 599,900 pesos, monto superior al de las alternativas eléctricas más económicas de marcas como SEV o BYD.
Tecnología y políticas, los retos para la electromovilidad mexicana
Fernando Ocaña Espinosa es fundador de VEU, una empresa mexicana que busca crear autos eléctricos modulares y con baterías intercambiables para eliminar el tiempo de recarga. La meta es proveer de vehículos a plataformas como Uber y reparto de última milla. Aunque ya tienen un prototipo, la meta a corto plazo es construir el segundo.
VEU trabajó en la creación de una plataforma tipo skateboard para que su vehículo montara un solo chasis, pero resultara en carrocerías adaptables para necesidades de movilidad diferentes que contemplan hasta el transporte de personas en silla de ruedas. Al respecto, Ocaña identifica como un reto al desarrollo de toda esta tecnología, cuya implementación en el segundo prototipo costaría hasta 500,000 dólares.
Por otro lado, Zacua señala como un reto la generación de tecnología. Y, además, la ve como una especie de ‘requisito’ para demostrar que una marca mexicana es capaz de sobrevivir en el mercado eléctrico. Según dijeron, sus primeros años de historia, fue prioridad:
Nuestro camino es desarrollar la tecnología, pero eso se hace a puerta cerradas, eso no lo ve la gente hasta que lanzas el vehículo. En nuestros primeros siete años nosotros nos encargamos, no solo de crear esta tecnología que es mexicana, sino de trabajar de la mano con los gobiernos para crear políticas públicas
explica Nazareth Black.
VEU también identifica la creación de políticas públicas como un reto para el futuro.
Los vehículos de la empresa son tan ligeros que se catalogan legalmente como una cuatrimoto, aunque Fernando Ocaña dice que le gustaría crear una discusión a niveles legislativos para que pudieran surgir nuevas categorías de vehículos. Con ello, podría mejorar la seguridad de las alternativas que no están plenamente reguladas, señaló.
El primer prototipo de VEU fue encargado por la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México, explicó Ocaña. Sin embargo, menciona que la relación se ha vuelto ‘complicada’ con el paso del tiempo y espera que puedan retomar un diálogo productivo para continuar con el desarrollo.
El capital es necesario para los autos eléctricos
Al preguntar a Nazareth Black sobre qué haría crecer a Zacua a niveles de Tesla, la respuesta es sencilla: capital. Sin embargo, señala que hay otros pendientes antes de convocar a inversionistas, como la visibilización de la industria mexicana y trazar una experiencia sólida en la producción de autos eléctricos.
Lo que quisimos hacer es primero demostrar que podíamos hacer vehículos eléctricos y ya con esa comprobación, ahora sí prepararnos para mejorar lo que lo que hicimos. Después, ya abrirnos a levantar capital, porque para este tipo de proyectos se necesita mucho capital
señala Black.
La CEO abunda que, en un horizonte cercano, desean comenzar con rondas de inversión. Han tenido acercamientos con fondos e inversionistas privados, pero todavía no definen qué ruta tomarían para inyectar fondos al proyecto, que ya planea lanzar dos nuevos modelos: un camión eléctrico de reparto de última milla y otro vehículo personal.
Para VEU, el capital llegaría con un modelo de franquicias y leasing: esperan que alguna institución bancaria financie la producción de sus vehículos en plantas de terceros. A su vez, darían los autos en consignación a conductores de aplicación como Uber y tendrían un negocio de franquicias de centros de carga y estacionamientos.
Dentro de los las franquicias-estacionamientos, habría estaciones para realizar los cambios de batería. Además, estas podrían contar con guarderías, restaurantes y otros servicios para los conductores, indicó Ocaña. El 50% de las ganancias de cada chofer iría para tanto como para franquiciatarios como para la caja de la empresa, el resto, para el individuo que conduzca.
¿Autos eléctricos mexicanos vs. chinos?
Sobre la competencia china, ambas marcas tienen un discurso en común: las alternativas mexicanas son de mejor calidad y tienen conceptos más refinados y orientados a necesidades específicas. Para Zacua, el valor agregado está en la construcción ‘artesanal’ de los vehículos y una orientación hacia el usuario.
VEU también identifica que las ventajas de su futuro vehículo eléctrico serían la durabilidad, estándares de seguridad pasiva y activa más altos, así como el uso de mejores materiales. Aunque tiene una postura más relajada sobre los chinos y reconoce que, eventualmente, saben que no podrían competir con ellos y preferirían generar alianzas.
Hasta abril de 2024, SEV es la marca china que ofrece el auto eléctrico más barato: el E-Wan Cross. Este se vende por entre 279,300 y 384,900, dependiendo de las versiones.
Los mexicanos no deberían competir entre ellos… por ahora
Fernando Ocaña tiene clara la estrategia para que las marcas mexicanas de autos eléctricos sobresalgan a nivel global: no competir, sino reunirse. Según explica, la industria es tan joven que las marcas deberían crear sinergia y compartir tecnología para posicionarse a nivel global. Una vez logrado, entonces vendría la competencia.
Se trata de encontrar las maneras en las que competimos y las maneras en las que no competimos, pero sumamos
menciona el también diseñador de autos.
Para Nazareth Black, igualmente es necesaria la unidad del sector mexicano de la electromovilidad. Aunque reconoce que ya comienzan a formarse grupos que compiten con otros, pese a que el desarrollo tecnológico mexicano todavía es temprano.
En México, ya se han gestado asociaciones que buscan promover la electromovilidad. La última creada fue Electro Movilidad Asociación, que tiene como miembros a Volvo, JAC y BYD, entre otras empresas del sector. Aunque sí tiene compañías mexicanas, como VEMO y Evergo, no incluyó a los fabricantes locales entre los primeros en sus filas.
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