La Comisión Federal de Electricidad (CFE) reveló en su Plan de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2020-2034, su intención de aumentar 1,500MW a la capacidad instalada de energía nuclear en la matriz nacional antes de 2031. Esto significaría un aumento del 91.4% de la capacidad actual, y su éxito dependerá de que la empresa sea capaz de trabajar con socios privados.
“(La energía nuclear) cumple con los principales elementos que le gustan a esta administración. El primero es que la constitución reserva su desarrollo al Estado, por lo que cualquier planta tendría que ser operada por CFE”, señaló a EL CEO una fuente cercana al sector que pidió no ser identificada.
“Los dos últimos Prodesen ya hablaban de escenarios en los que se añadía capacidad nuclear para reducir emisiones ante la creciente demanda en México, esto no es algo nuevo”.
El tiempo y costo de desarrollo son los primeros obstáculos, sobre todo para construir la capacidad que el gobierno pretende antes de 2034. Sin embargo, el otro gran obstáculo sería la relación entre CFE y la empresa encargada de la fabricación de los reactores y otros elementos críticos para la nueva estación de generación.
“En temas nucleares no puedes depender de tus propias capacidades para desarrollar el sector. Tienes que ir de la mano con los propios proveedores de la tecnología e ir cumpliendo con las solicitudes de estos proveedores, porque la generación nuclear cuesta lo que cuesta, y no se puede poner en tela de juicio este costo ni intentar negociarlo por temas de seguridad”, destacó Elie Villeda, analista del sector energético.
El experto destacó que, para que este proyecto progrese, se tiene que elegir el sitio idóneo dentro del territorio nacional, y desestimó las declaraciones de la Secretaria de Energía Rocío Nahle, que señalaban a Baja California como una posible ubicación para una central de generación.
“Tienen que ser sitios que ya se hayan analizado con antelación. Laguna Verde, por ejemplo, se eligió porque era uno de los sitios menos propensos a sismos”, recordó.
La fuente que prefirió el anonimato destacó que la decisión geográfica es uno de los elementos más complicados en la construcción de una planta nuclear, debido al fenómeno “not in my back yard” (no en mi patio trasero) o NIMBY.
La licitación para los generadores de Laguna Verde fue adjudicada en 1972, y la construcción comenzó en 1976. El complejo tardó otros 14 años en ser inaugurado.
En 2008 comenzó un proceso de modernización que duró dos años y que llevó a la central a su capacidad actual de 1,640MW. Ahora, el gobierno federal pretende agregar 1,500MW de generación nuclear en menos de 11 años.
Villeda señaló que los minirreactores son una tecnología que en este momento está en fase de pruebas en China y Estados Unidos, y que representan una posibilidad para México, pues en teoría requieren de un menor periodo de desarrollo y construcción. Esta tecnología, además, sería la única opción para que CFE añada capacidad nuclear dentro del rango de tiempo propuesto.
Sin embargo, la capacidad meta de la Comisión requeriría de muchos minirreactores y, por lo tanto, de muchos complejos en distintas geografías, lo que aumentaría las dificultades provocadas por el fenómeno de NIMBY.
La opción más viable para la CFE es regresar al modelo de licitaciones abiertas, donde las propias empresas privadas decidan si pueden comprometerse a la línea de tiempo establecida por el gobierno. Sin embargo, si la comisión va a volver a las licitaciones, la energía nuclear podría no ser la mejor opción.
“Con el gobierno actual ha faltado planeación en el sistema eléctrico. Hay que decirlo: la energía nuclear tiene un costo político y el costo de capital es intensivo. Con el tiempo e inversión con que se construye una planta nuclear se pueden construir muchos más parques solares”, dijo Villeda.
Finalmente, el analista no identificado recordó que la mención de este proyecto en el PRODESEN no garantiza su construcción, y que no se trataría de la primera vez que el gobierno contempla la idea para después hacerla a un lado.