La imposición de una política proteccionista en Estados Unidos, será uno de los principales del nearshoring en México, considera un reporte reciente de Moody’s Analytics.

De acuerdo con el estudio de la firma, el nearshoring ha ayudado al territorio mexicano a atraer inversión extranjera, fomentando el desarrollo de sectores clave como la manufactura de tecnología y automotriz.

Sin embargo, el panorama se complicaría con la amenaza de políticas comerciales proteccionistas que impondría el próximo gobierno, de llegar Donald Trump o Kamala Harris, pues ambos ven a  México como un puente para productos chinos que no pagan impuestos.

Es un “movimiento que afectaría inevitablemente a México, dada su creciente dependencia de componentes electrónicos provenientes del gigante asiático”, señala el documento.

Este nuevo obstáculo, añade Moody’s Analytics, se suma a los desafíos importantes en infraestructura energética, transporte y seguridad pública.

La firma calificadora detalló que modeló el impacto por esta política proteccionista, con una posible escalada arancelaria entre Estados Unidos y México, y los resultados no son alentadores. 

En un escenario en el que Estados Unidos imponga un arancel del 10% a todas las importaciones globales, ambas economías se verían seriamente afectadas, con una desaceleración casi total en 2025 y una lenta recuperación en los años siguientes. 

“Este escenario, basado en las propuestas arancelarias de Trump, ilustra la vulnerabilidad de la economía mexicana ante un cambio brusco en las políticas comerciales de su principal socio económico”, añade el reporte.

La división de Moody’s señaló que aunque un eventual gobierno de Kamala Harris podría no replicar las mismas políticas arancelarias de Trump, es posible imaginar que las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China persistan bajo su administración, lo que generaría nuevas dinámicas proteccionistas que también podrían impactar a México.

¿Por qué Estados Unidos busca implementar una política proteccionista?

Una preocupación latente en Washington es que México pueda convertirse en una “puerta trasera” para la entrada de productos chinos a Estados Unidos, una inquietud que ya ha influido en cambios recientes en las políticas comerciales.

En julio de 2024, la administración de Joe Biden modificó los aranceles sobre el acero y el aluminio impuestos por Trump, extendiéndolos a México cuando estos materiales no sean producidos en América del Norte.

Esta acción subraya el temor de que la sobrecapacidad china en sectores como la industria pesada pueda “colarse” en el mercado estadounidense a través de terceros países.

Estas inquietudes no se limitan a la industria pesada, Moody’s advierte que la creciente dependencia de México en la importación de semiconductores y otros componentes electrónicos de China podría trasladar las preocupaciones proteccionistas hacia sectores más complejos, como el automotriz y el electrónico.

Datos recientes muestran que el 40% del valor añadido a las exportaciones electrónicas de México proviene de China, una tendencia que podría generar fricciones en las negociaciones comerciales futuras entre ambos países, especialmente en la renegociación del T-MEC prevista para 2026.

Este escenario también plantea interrogantes sobre el futuro de las exportaciones automotrices mexicanas, que representan un tercio de los envíos totales de México a Estados Unidos.

A medida que crece la dependencia de insumos chinos en las cadenas de valor de la industria automotriz, existe el riesgo de que México enfrente nuevas barreras comerciales bajo un gobierno estadounidense cada vez más proteccionista.

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