A medida que se habla más de la importancia de las mujeres en la economía, queda claro que aún persisten grandes retos por superar, principalmente en cuanto a la eliminación de la violencia laboral y la creación de condiciones que permitan el acceso equitativo a oportunidades laborales, coincidieron diversas instituciones y organizaciones empresariales.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en su análisis Señal Coparmex resaltó que, aunque la población femenina en México supera los 64 millones, su participación en el mercado de trabajo es considerablemente inferior a la de los hombres.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre del cuarto trimestre de 2024, la tasa de participación en el mercado laboral de las mujeres de 15 años y más es del 46.4%, frente al 75.3% para los hombres.
Esta diferencia no solo es numérica, sino que se amplifica al considerar las modalidades de empleo. En cuanto a la formalidad, apenas el 44.6% de las mujeres se encuentra en empleos formales, frente al 45.9% de los hombres.
En este sentido, el panorama salarial también refleja una disparidad alarmante. Según los datos disponibles, por cada peso que ganan los hombres, las mujeres perciben tan solo 81 centavos, lo que evidencia una brecha salarial que tiene efectos profundos no solo en la economía de las mujeres, sino en el progreso social y familiar.
Mujeres dependen de otros ingresos
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), alrededor de 10 millones de mujeres en México no cuentan con autonomía económica, lo que significa que dependen de ingresos de terceros, como programas gubernamentales, remesas o transferencias familiares.
Zacatecas es el estado con la mayor proporción de mujeres sin autonomía económica (38%), mientras que Nuevo León tiene el porcentaje más bajo (18%).
Para entender las complejidades de este fenómeno, es importante considerar los retos que aún quedan por resolver. Adriana Peralta, experta en Compliance, comentó en entrevista con EL CEO que el avance hacia la equidad en el ámbito laboral aún es insuficiente.
Si hacemos un corte de caja, nos damos cuenta de que seguimos siendo muy lentos y aún tenemos muchas tareas pendientes
señaló.
Peralta destaca la necesidad de que las empresas y gobiernos se enfoquen en mejorar las prácticas laborales, especialmente en un contexto donde la violencia laboral continúa siendo una realidad alarmante.
En 2024, según un informe de Statista, aproximadamente 127,950 personas renunciaron a sus empleos en México debido a discriminación laboral, lo que representa un aumento del 16% respecto al año anterior.
La IA, el nuevo reto para las mujeres
Fotoarte: Mariana FloresUn aspecto particularmente preocupante, según Peralta, es la influencia de las nuevas tecnologías, especialmente la inteligencia artificial (IA), en la perpetuación de prácticas discriminatorias en el ámbito laboral.
Aunque existen propuestas legislativas en México para regular el uso de la IA, aún no se han implementado leyes que protejan a las mujeres de posibles abusos.
En su opinión, los algoritmos de IA pueden, sin quererlo, perpetuar sesgos de género al discriminar a las mujeres en el proceso de selección y contratación. Un ejemplo hipotético podría ser el uso de IA para filtrar currículums por género, donde las mujeres entre 25 y 40 años podrían ser descartadas por su supuesta “probabilidad” de tomar licencia por maternidad, un sesgo injusto que refleja la falta de ética en muchas prácticas tecnológicas.
Laguna tecnológica
Esta discriminación, que Peralta califica como una “laguna tecnológica”, también afecta a las mujeres fuera del ámbito laboral, especialmente a nivel personal. Con la creciente presencia de tecnologías como la IA, surgen preocupaciones sobre el uso indebido de datos personales, imágenes y voces, lo que podría facilitar el acoso o la violencia digital.
En algunos casos, las mujeres podrían ser víctimas de alteraciones de imágenes o el uso indebido de sus datos en el ámbito laboral o incluso académico.
Peralta comparte un ejemplo aterrador de un caso en Estados Unidos, donde adultos utilizaron IA para crear imágenes falsas de una menor con la intención de extorsionar a un niño. Este tipo de abusos podría replicarse en el contexto laboral, donde las mujeres podrían ser objeto de violencia digital, afectando tanto su bienestar como su integridad profesional.
Hemos recibido denuncias de acoso escolar a través de plataformas digitales, como WhatsApp, donde estudiantes comparten fotos íntimas entre ellos. Este fenómeno de violencia digital es una realidad alarmante que debemos enfrentar
expresó Peralta.
Este tipo de violencia tiene un impacto devastador en la vida de las víctimas, y el hecho de que cada vez más niños y adolescentes se vean involucrados pone en evidencia la necesidad urgente de educar sobre el uso responsable y ético de la tecnología.
Las oportunidades que hay para las mujeres
Frente a estos desafíos, Peralta es optimista en cuanto a las oportunidades que se presentan para las mujeres en los próximos años. “Aunque el panorama es complejo, veo un futuro donde, a pesar de las adversidades, las mujeres podemos salir adelante”, señala.
Para ello, destaca tres puntos clave que deben ser prioridad para avanzar hacia la igualdad laboral y la seguridad de las mujeres en el trabajo. El primero, estar informadas sobre los cambios regulatorios y las nuevas tecnologías, lo que permitirá a las mujeres estar preparadas ante posibles riesgos.
El segundo, capacitarse constantemente, ya que las nuevas tecnologías no son propias de nuestra generación y deben ser comprendidas para poder defender nuestros derechos. Y finalmente, implementar programas de compliance o de ética corporativa, que aseguren que las empresas y organizaciones actúan con responsabilidad y que sancionen las malas prácticas cuando sea necesario.
A pesar de los avances, Peralta señala que aún falta mucho por hacer. En un estudio realizado a las 500 empresas más importantes de México en términos de facturación, solo el 26% de ellas tienen programas de cumplimiento en vigor. Esta cifra subraya que, aunque las políticas de prevención están avanzando, aún queda un largo camino por recorrer para garantizar que todas las empresas implementen medidas efectivas contra la discriminación y la violencia laboral.
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