El aislamiento provocado por la pandemia del coronavirus ha abierto a millones de trabajadores a nivel mundial la posibilidad de trabajar desde casa. Ahora, diversos grupos han señalado las bajas emisiones de carbono registradas como una muestra clara de que el trabajo remoto es el modelo a seguir si queremos alcanzar las metas sugeridas por las Naciones Unidas para mantener el calentamiento global por debajo de 2ºC.
“En un esfuerzo por reducir emisiones de invernadero, a un bajo costo social, negocios y políticos deberían seguir motivando el trabajo desde casa para los puestos que lo permitan, incluso después de que el coronavirus haya cedido”, escribieron para Quartz Matt Butner y Jayni Hein, del Instituto de Integridad Política de NYU.
Los expertos explicaron que las actuales condiciones han mostrado que un incremento en el trabajo remoto es posible si existe la voluntad, y resaltaron las mejoras en la calidad de vida de los empleados y las posibilidades de retener más fácilmente al talento.
En Estados Unidos, la compañía de inteligencia INRIX realizó un estudio independiente en el que reportó una reducción de hasta 46% en el tráfico de vehículos de pasajeros, aunque la apertura de algunos estados la semana pasada provocó un rebote de alrededor de 6%.
Es importante recordar, sin embargo, que el transporte no representa la totalidad de las emisiones. Como consecuencia de la baja en movilidad, el gobierno estadounidense ha predicho una reducción de alrededor del 7.5% en la emisión de carbono relacionado a la energía.
En años recientes, las emisiones producto del consumo eléctrico se han reducido paulatinamente con la introducción de fuentes limpias de generación, pero la industria del transporte ha mostrado menores avances en la mejora de su eficiencia.
Parte del problema es que las mejoras de eficiencia se presentan solamente en nuevos modelos, por lo que el impacto de la tecnología se refleja en la medida que la población sea capaz de renovar el parque vehicular.
La cantidad de empleos que pueden ser ejecutados de forma remota es complicada de calcular, pero el Becker Friedman Institute de la Universidad de Chicago estimó que en Estados Unidos alcanza alrededor del 37%.
Dos analistas de la Brookings Institution han emitido llamados a los conglomerados y grandes compañías para que promuevan el trabajo flexible, sobre todo en áreas densamente pobladas, con el objetivo de evitar que se conduzcan la mayor cantidad de autos posible.
Alrededor de este movimiento también han surgido llamados para que las ciudades mantengan los cambios de diseño que se han hecho a las calles a nivel mundial, con el objetivo de recuperar los espacios públicos para los peatones.
El aislamiento ha provocado que toda la humanidad participe de forma involuntaria en una especie de “programa piloto” de trabajo remoto, dijo Harriet Tregoning, directora de la Alianza para la Nueva Movilidad Urbana. “Ahora, todos los empleadores que no querían permitirlo o pensaban que no podían estarán sorprendidos con los resultados”, advirtió.