Tesla, la empresa más grande de vehículos eléctricos en el mundo, ha visto un rápido crecimiento de su valor en el último año, y ha sido capaz de mantener el liderazgo en el sector por encima de jugadores como Lucid Motors y Nikola. Ahora, mientras marcas como GM y VW redoblan sus esfuerzos eléctricos, otros importantes jugadores del sector de vehículos apuestan por otra prometedora tecnología: el hidrógeno.

Hyundai es el más importante de los rivales en este sector. La compañía coreana presentó esta semana su nuevo camión XCIENT Fuel Cell, al cual llamó “el primer camión de carga de producción en masa a base de baterías de combustible”. El modelo presume una autonomía de 400 kilómetros con caja llena, y una velocidad de carga completa de 20 minutos.

“El combustible fósil nos ha regalado conveniencia, pero también ha afectado la belleza del mundo que nos rodea y el aire que respiramos. XCIENT FuelCell abre un nuevo capítulo en el futuro de la logística sin contaminación ambiental”, publicó la empresa en su perfil de Twitter.

La empresa coreana invertirá 1,300 millones de dólares, con el objetivo de crecer sus cadenas de valor a la misma velocidad que crece la demanda en Europa y Estados Unidos, y espera producir hasta 2,000 camiones anuales a partir de 2021. Además, la compañía invertirá 6,400 millones de dólares para impulsar un “ecosistema de hidrógeno” que incluirá estaciones de carga y de servicio y mantenimiento.

La arriesgada apuesta de Hyundai podría rendir frutos, dado que el modelo con el que Tesla pretende competir en el sector, llamado “Semi”, ha sufrido diversos retrasos desde su anuncio en 2017 y aún no se encuentra a la venta.

En el sector del transporte limpio de carga, el referente eléctrico no es la marca californiana, sino Volvo y Daimler Chrysler, que se encuentran realizando pruebas en la costa oeste de Estados Unidos. Antes de la pandemia, el New York Times realizó un reportaje sobre estas pruebas, y el director de una empresa de transporte marítimo dijo que querían comprar los modelos “más rápido de lo que los fabricantes podían ensamblarlos”.

El hidrógeno, al igual que la electricidad, presenta retos logísticos importantes para el uso a gran escala de vehículos de esta tecnología. Sin embargo, las rápidas velocidades de carga y una potencial vida útil más larga para las baterías ha hecho que varias compañías, sobre todo de origen asiático, piensen en esta tecnología como una solución más viable en el mediano plazo.

Este optimismo está impulsado en parte por la meta de China de tener un millón de vehículos de hidrógeno en las carreteras para 2030. Tan solo en este país, Hyundai espera vender 27,000 camiones de distintas capacidades.

Toyota también está desarrollando un camión de carga a base de hidrógeno, a través de su filial Hino. La información publicada por la compañía es escasa, pero se sabe que planean presentarlo de forma oficial durante la primera mitad del próximo año, a tiempo para competir directamente con el Semi de Tesla.

Los camiones para transporte pesado representan una parte importante de las emisiones originadas por el transporte alrededor del mundo: la mayoría de los estudios los colocan entre 40 y 60% del total. Esto ha motivado a que las empresas automotrices ‘tradicionales’ busquen ofrecer alternativas para ayudar a combatir la crisis climática durante las décadas por venir.