Govtech: la revolución silenciosa dentro del Estado aún más valiosa que las fintech
A pesar del boom de las fintech en el mundo, con gigantes como Nu, Mercado Pago o Revolut, hay otro negocio que duplica su valor: el Govtech. Una industria que va más allá de digitalizar los tramites del gobierno.
De acuerdo con datos del European Commission, mientras el sector tecnología financiera fue valorado en 278,800 millones de dólares (mdd) en 2024, el “Government Technology” alcanzó los 575,400 mdd y se espera que, en 2025, supere los 678,400 mdd.
Para Natalia Laguyas, especialista Líder de la División de Construcción y Aceleración de Ecosistemas del BID Lab, el término generalmente se utiliza como sinónimo de gobierno digital, pero es mucho más que eso.
Durante su participación el Smart City Latam, celebrado en la Ciudad de Puebla, indicó que al igual que las fintech transformaron el sistema bancario en el mundo, el govtech propone una revolución en el funcionamiento del Estado: más eficiente, más transparente y con servicios públicos centrados en el ciudadano.
Govtech vs. las Fintech
Según Laguyas, se trata de transferir esa visión de innovación cerrada hacia la administración pública, donde los startups pueden dar solución a diferentes retos en los gobiernos, por lo que se trata de un modelo de transferencia de capacidades entre el sector público y el privado.
En este sentido, la especialista dijo que se trata también de un ecosistema donde participan otros actores, que puede ser desde los inversionistas, entidades de apoyo al sector emprendedor, las Big Tech, entre otras, con las autoridades.
La govtech es un mercado que está creciendo y que significa mucho más que el mercado de fintech; de la misma forma que a través de las fintech el mercado bancario y financiero se revolucionó ahora también están apareciendo oportunidades para mejorar la eficiencia del gobierno que es sumamente importante.
Un Estado más eficiente
Natalia Laguyas explicó que este sector permite brinda una oportunidad para que los gobiernos trabajen con datos y puedan adelantarse a las necesidades de la población.
No se trata de digitalizar los procesos existentes, sino de crear nuevos servicios entendiendo la demanda de la ciudadanía. O sea no lo que el ciudadano necesita actualmente, sino qué es lo que el ciudadano está queriendo realmente. Y ahí está todo el tema de ética, el uso de la inteligencia artificial, por ejemplo,
concluyó.
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