La mayoría de las fábricas que surten a México de paneles solares, baterías e inversores se encuentran fuera de áreas afectadas por paros de labores a causa del COVID-19 y los distribuidores mexicanos tienen suficiente inventario para satisfacer la demanda durante los siguientes seis meses, aunque la importación de productos sí está teniendo afectaciones menores por las medidas de seguridad adoptadas en ciertas naciones.
“Un sistema se divide en paneles, inversores y accesorios, el valor de cada sistema es alrededor de 40-40-20. Los paneles líderes en el mundo son chinos y los inversores que nosotros usamos son austriacos y japoneses. Lo demás es nacional, entonces se puede decir que la posible afectación sería solo al 40% del sistema”, reveló Sergio Ruiz, gerente de solución de energía en ALCIONE.
Ruiz explicó también que su empresa tiene los insumos suficientes para abastecer el segundo y tercer trimestre del año, y que la fábrica de sus proveedores chinos les ha compartido un calendario en el que calculan que su producción se mantendrá estable, pero que los problemas podrían surgir a partir de las medidas de seguridad que se le están exigiendo a las navieras.
“El problema es el embudo en la naviera, porque las plantas están fuera de las zonas de riesgo. El envío que normalmente manejamos estaba llegando en cuatro semanas, hoy está llegando en cinco o seis”, apuntó.
La ventaja de esta circunstancia es el colchón que los distribuidores mexicanos tienen ante las afectaciones. Ruiz reveló que, a más tardar el próximo mayo, su empresa cerrará los convenios necesarios para abastecer a sus clientes durante el resto del año.
A pesar del panorama alentador por parte de los distribuidores, tanto la Asociación Mexicana de Energía Solar como algunos fabricantes chinos con operaciones en México se han mostrado precavidos sobre el tema y han rechazado solicitudes de entrevista.
Esta precaución podría tener que ver con las perspectivas de la demanda en el corto y mediano plazo, así como las complicaciones logísticas en caso de que se prolongue la crisis.
“En algún momento esto nos va a alcanzar. Ahorita no lo estamos viendo, pero en algún momento todo este retraso va a afectar no sólo a México, sino a cualquier país. Hay empresas estadounidenses que están intentando llenar ese hueco de demanda, lo cual puede ser sencillo para proyectos pequeños, pero no para aquellos que requieren miles de paneles”, detalló Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México.
La ventaja de esta circunstancia es que los grandes proyectos no se planean a un corto plazo, por lo que podrían ser construidos después de que se solvente la cadena de suministro. En México, el mayor impacto de una eventual carencia de insumos sería en la generación distribuida, que de por sí carece de los incentivos necesarios para subirse a la transición energética.
Para Sánchez, es complicado pronosticar los impactos producto de un valle prolongado en el suministro de insumos. “[Hay] varios factores jugando en ese punto. De inicio podría desincentivar la instalación y obligar a que cambien las condiciones del sector. Hay muchas aristas que pueden coincidir con este valle y hacer que el futuro sea más o menos viable”, expresó.