Los metales preciosos forman un pilar esencial en la industria y economía de todo el planeta, y un ejemplo muy claro de ello es el oro. El oro está presente en las manufacturas, la tecnología, joyería, farmacéutica, belleza, etcétera, pero también se emplea para acuñar monedas.
No obstante, es un hecho que la suma de una gran escasez y alta demanda, acrecentada aún más por la desconfianza en el dinero fíat, comienza a presionar a las reservas de oro del mundo que cada vez se muestran más insuficientes. Pero quizá el futuro en cuanto al oro podría cambiar con una gran reserva que no está en las minas- Y si no es ahí, ¿dónde está?
Una enorme reserva de oro, ¿los océanos?
Recientemente, científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como (NASA, por sus siglas en inglés) descubrieron que el mayor depósito de oro de todo el planeta no está en las minas o en las entrañas de la tierra, sino en los océanos.
Y es que según datos recopilados por investigadores, los mares y oceános concentran alrededor de 20 millones de toneladas de oro que se encuentran disueltas en el agua. Esto supone una cantidad mucho mayor a la reserva total de oro recolectada por la humanidad a lo largo de su historia, que asciende a unas 200 mil toneladas.
No obstante, extraer el oro de los océanos es una tarea sumamente difícil y costosa, debido a que este metal se encuentra disuelto en el agua y concentraciones muy bajas que hacen, casi imposible, el proceso de obtención a través de la tecnología disponible.
Lo que sí es un hecho, es que este descubrimiento pone en evidencia la gran cantidad de recursos naturales que los mares y océanos esconden; una ironía si suponemos la cuantiosa inversión de talento y recursos económicos en la conquista del espacio.
No es el único metal en los océanos
En su inmensidad, los océanos guardan un sinnúmero de sorpresas para el ser humano y los fondos marinos, en particular depósitos hidrotermales, cuentan con minerales de gran valor.
Esos minerales son más accesibles y están mejor dispuestos para ser explotados mediante técnicas de minería submarina, pero dichas actividades plantean riesgos ambientales demasiado serios.
Y es que la explotación de recursos en los océanos al día de hoy se enfrenta a desafíos tecnológicos y riesgos ecológicos grandes, pues sus operaciones pueden acabar con hábitats marinos frágiles y alterar las cadenas alimentarias de los ecosistemas que ahí habitan.
Con información de El Universal
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