En México, hablar del agua es hacerlo no solo de una crisis ambiental, sino también de un rezago laboral. A pesar de que el acceso y la gestión de este recurso hídrico se han convertido en una prioridad estratégica en medio de sequías prolongadas y conflictos por la distribución del líquido, los empleos vinculados al sector son escasos.
De acuerdo con datos analizado por EL CEO, el país cuenta con apenas 1,530 directivos y gerentes en generación y provisión de agua, con un salario promedio mensual de 13,600 pesos —el más alto del sector— con una edad promedio de 46.7 años, y con jornadas laborales de más de 46 horas a la semana.
Un escalón abajo están los coordinadores y jefes de área en energía y agua, con una población ocupada de apenas 3,110 personas y un ingreso mensual de 10,800 pesos, con un nivel educativo promedio de 14.9 años.
En las trincheras del agua
Del otro lado del espectro están los ingenieros en topografía, hidrología, geología y geodesia, donde hay 14,00 ocupados en todo el país, con una escolaridad promedio 16.8 años, pero que su ingreso mensual apenas supera los 9,050 pesos, y una cuarta parte trabaja en la informalidad.
Pero si hay un grupo que sostiene las conexiones que nos permiten tener agua en casa, son los plomeros, fontaneros e instaladores de tubería, con alrededor de 194,000 personas dedicadas a estas profesiones. Sin embargo, enfrentan un fuerte rezago: su salario promedio ronda los 7,670 pesos, 60% trabaja en la informalidad, y apenas cuentan con 9.56 años de escolaridad promedio.
También están los operadores de máquinas y equipos para agua, con 18,700 personas encargadas del funcionamiento técnico de los sistemas de tratamiento, bombeo y distribución; en este rubro, el ingreso promedio es de 6,540 pesos mensuales, 26.3% está en la informalidad, y la escolaridad promedio apenas supera los 10 años.
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