El contrato de Petróleos Mexicanos con Braskem, filial de Odebrecht en México, parece destinado a morir, coinciden expertos consultados.
El acuerdo, que entró en vigor en 2016 y consiste en proveer al consorcio Braskem-Idesa 66,000 barriles diarios de etano durante 20 años, le está haciendo perder dinero a Pemex y, además, al tratarse de un acuerdo de la división petroquímica ya no tiene cabida en la nueva estrategia del gobierno entrante.
Me da tristeza decir que no vamos a poder desarrollar lo que quisiéramos, la petroquímica, porque no tenemos condiciones ante la crisis
dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en Tabasco al presentar su plan energético.
El dilema
Pemex se comprometió a darle etano a Braskem-Idesa, pero la petrolera no tiene el hidrocarburo debido a la caída de producción de gas natural, que es de donde se extrae la molécula.
“Al momento en que se firmó el acuerdo Pemex no tenía problemas en suministrar etano, pero las condiciones de mercado cambiaron de forma drástica y ahora no se da abasto”, dijo Arturo Carranza, especialista en energía del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
Por primera vez en su historia, Pemex tuvo que importar etano para cumplir con su compromiso. La petrolera importó etano por un valor de 36.8 millones de dólares en los primeros 10 meses de este año para cumplir con el contrato de la filial y lo vendió al consorcio con un precio equivalente al 38% del valor real, de acuerdo con información de Aristegui Noticias.
Ante el panorama, Braskem ya busca reunirse con la nueva administración para saber cómo quedará el acuerdo.
“Habrá un nuevo presidente en el país y hemos escuchado que la nueva administración investigará todos los contratos firmados en los últimos años. Por lo tanto, nuestro objetivo será buscar la mejor justificación económica, tal como sucede con nuestros contratos a largo plazo”, explicó Edison Terra, vicepresidente de Braskem en su división de Poliolefinas para Sudamérica, en conferencia con analistas el pasado mes de noviembre.
El acuerdo nació por la construcción de la planta Etileno XXI en Nachitlal, Veracruz, que inició operaciones en 2016. El consorcio Braskem-Idesa aportó el 100% de la inversión para la infraestructura y Petróleos Mexicanos puso un precio de descuento a la materia prima, en este caso el etano, explicó Gonzalo Monroy, director de la consultora GMEC.
Según una cláusula del contrato firmado por ambas partes, de cancelarse el contrato, Pemex debería comprar al consorcio el complejo petroquímico Etileno XXI, que se encuentra valuado en 1,260 millones de dólares.
Añadió que el modelo ya fue probado con éxito en la refinería Deer Park en Huston, Texas, donde la mexicana se alió con Shell, pero el problema con Etileno XXI es que la materia prima presenta una disminución en su extracción.
Lo anterior ya se ve reflejado en la producción de la planta en México, que, al cierre del tercer trimestre de este año, presentó una diminución del 10.2% en su producción y de 13.9% en sus ventas totales, de acuerdo a su reporte trimestral de Braskem.
Braskem ya busca posibles nuevos proveedores de etano que no sea Pemex, principalmente empresas transnacionales.
“Estamos viendo alternativas, tenemos el conocimiento de cómo hacerlo, cómo lidiar con el etano y tenemos el conocimiento logístico de cómo hacerlo. Nuestra preferencia es un sistema creado por un tercero que podría facilitar la obtención”, dijo Terra con analistas.
El etano es un hidrocarburo que se encuentra en el gas natural, el cual se utiliza como base para producir plásticos.