CFE: su red y cambios regulatorios encienden alertas en las empresas

CFE: su red y cambios regulatorios encienden alertas en las empresas

Las políticas del gobierno para favorecer a CFE y la desconfianza en la red eléctrica han causado desconcierto entre las empresas.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha sido fortalecida en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a través de cambios regulatorios que buscan otorgarle un papel central en el suministro y control del sistema eléctrico nacional. Sin embargo, este fortalecimiento no se traduce necesariamente en beneficios para la industria, especialmente en un entorno donde persiste la desconfianza hacia la capacidad y estabilidad de la red eléctrica de la compañía estatal.

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De acuerdo con Gonzalo Monroy, director general de la consultora energética GMEC, el impacto de estas modificaciones regulatorias ha sido desigual. “Las reacciones son completamente diferentes dependiendo de la posición de cada empresa”, señaló en entrevista con EL CEO.

Mientras algunas compañías operan en estrecha coordinación con la CFE y reciben positivamente los cambios, otras —particularmente aquellas que buscan autonomía energética o cuentan con operaciones intensivas en consumo eléctrico— enfrentan mayores obstáculos.

Estas últimas son las más afectadas por el marco legal vigente. “Para ellas, el marco regulatorio se vuelve extremadamente restrictivo”, subrayó Monroy, quien explicó que muchas empresas optan por generar su propia energía debido a la desconfianza en la confiabilidad de la red. El especialista considera que uno de los principales desafíos radica en que el progreso de cualquier proyecto energético depende del aval de la Secretaría de Energía (Sener).

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“Si Sener no da el visto bueno, el proyecto simplemente no avanza”, afirmó.


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Monroy advierte que existe una visión equivocada dentro del gobierno federal: la idea de que fortalecer a la CFE es suficiente para fortalecer también a la industria. “Esto no necesariamente conduce a un aumento de la inversión. El sistema está diseñado para que la CFE gane, pero eso no significa que el sector industrial obtenga mejores condiciones”, sostuvo.

La respuesta del sector privado: baterías y autogeneración

Ante la incertidumbre sobre la calidad del suministro, cada vez más empresas buscan soluciones alternativas para proteger sus operaciones de interrupciones, variaciones de voltaje o cortes temporales que, aunque sean de apenas segundos, pueden detener líneas completas de producción.

Marcos Ripoll, CEO de Solar 180, explicó que el mercado de sistemas de almacenamiento mediante baterías ha crecido de manera notable en México. “La mala calidad de la energía es una realidad para muchos sectores. Las baterías se están utilizando tanto para estabilizar el voltaje como para proteger equipos en caso de cortes o microcortes”, detalló.

Las afectaciones no son menores: hay maquinaria que se apaga automáticamente cuando detecta variaciones, con el fin de evitar daños, lo que interrumpe la operación y genera pérdidas. En algunos casos, las deficiencias en la calidad del suministro han sido determinantes para que empresas reconsideren o cancelen inversiones.

Si bien históricamente algunas regiones como la Península de Yucatán o Baja California Sur concentraban los mayores problemas, hoy los reportes son más amplios y frecuentes. “Hace poco, una empresa de data centers que buscaba instalarse en Querétaro decidió retirarse del proyecto al no encontrar la capacidad eléctrica que necesitaba”, relató Ripoll.

Riesgos para la competitividad futura

Las implicaciones de este escenario trascienden los problemas operativos inmediatos. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que la demanda eléctrica en el país crecerá 13.4% hacia 2030 respecto a los niveles de 2024. Para garantizar seguridad energética, será necesario acelerar inversiones por alrededor de 4,000 millones de dólares en generación y redes, según lo planteado en el Plan México presentado por la administración de Sheinbaum Pardo.

El centro de investigación advierte que, si estas inversiones no inician de inmediato, México podría enfrentar un déficit de generación superior a 48,000 gigawatts/hora en 2030. Un desequilibrio de esta magnitud comprometería la llegada de nuevas industrias vinculadas al nearshoring, ralentizaría el crecimiento económico y afectaría la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional.

En otras palabras: aunque la CFE ha sido fortalecida institucionalmente, la capacidad de garantizar un suministro eléctrico confiable y suficiente sigue siendo un reto urgente de cara al desarrollo industrial del país.

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